Estimado amigo:

La ley del Vaticano sobre el matrimonio involucra a millones de personas en todo el mundo, especialmente España y los países de Latinoamérica donde el Vaticano tiene acuerdos legales con los gobiernos mediante los cuales el código de derecho canónico católico obliga civilmente a los ciudadanos Católicos.

Muchos Católicos viven con una idea de profunda culpa respecto a las leyes Católicas sobre el matrimonio. Este sensible tópico, enfocado adecuadamente, puede ser un factor importante en la presentación del Evangelio a Católicos acosados por la culpa. La Iglesia Católica no reconoce el divorcio civil como válido. Por consiguiente, sin una disolución de vínculo, a los Católicos se les prohíbe tomar la Eucaristía, algo que, después del bautismo, es el medio central por el cual ellos permanecen en buenas relaciones con la “Madre Iglesia” y, por lo tanto, ellos piensan, también con Dios. Por esta razón es esencial que uno tenga un entendimiento correcto del matrimonio.

Su seguro servidor en la gracia del precioso Salvador, Jesucristo,

Richard Bennett

Sírvase enviar por e-mail este artículo a otras personas que hablan español. España y las naciones de Latinoamérica sufren considerablemente bajo las leyes inmisericordes del Vaticano.

 

El matrimonio es una ordenanza de la creación, que pertenece a toda la raza humana. Como Señor soberano sobre Su creación, Dios instituyó que el varón y la mujer debían a la edad adecuada, dejar al padre y la madre y casarse, “Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne.”1 Desde el principio tanto los creyentes 2 como los no creyentes 3 se casaban debido a que la ordenanza del matrimonio es para toda la humanidad. La raza humana no puede poner fin a este mandamiento de la creación. Dios ha usado familias, clanes, tribus, y gobiernos como instrumentos para facilitar, poner en vigor y vigilar los vínculos del matrimonio. Pero debido a la naturaleza pecaminosa del hombre caído, estas instituciones en variadas maneras no han seguido el mandamiento de la monogamia permanente como la ley divina del matrimonio. Aun algunos del pueblo de Dios han seguido las normas corruptas de las sociedades más bien que la ley de Dios. Cuando los gobiernos permiten que el matrimonio caiga en descrédito, el juicio de Dios está sobre estas instituciones y sus sociedades.4 El Señor Jesucristo reforzó el mandamiento de la creación y explicó como era la voluntad de Dios para Su pueblo, “por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre.”5 Los que están en Cristo Jesús deberían, como una luz a un mundo caído 6, reflejar su unión con su Señor en sus matrimonios. El verdadero pueblo de Dios debería ser el instrumento preeminente que Dios usa para sostener el matrimonio porque ellos tienen la revelación de la Escritura y el poder del Espíritu Santo.

La Biblia no prescribe nada con respecto al modo de realizar la ceremonia matrimonial. Las ceremonias difieren en varias naciones pero nunca deberían considerarse como nada más que un reconocimiento público de una relación acordada entre un hombre y una mujer ante Dios su Creador. No obstante, como el matrimonio es un asunto de consecuencias importantes que involucra obligaciones públicas así como privadas, es apropiado y necesario que se realice alguna ceremonia, y que debe ser pública a fin de que no deje duda con respecto a su realidad.

El alegado poder absoluto sobre el matrimonio

Definir el matrimonio para sus propios fines, quebrantando en pedazos algunos votos matrimoniales, mientras se compilan estipulaciones que el Creador nunca tenía la intención de ponerlas en vigor, es todo parte y parcela de la forma que el Papado se entromete en los matrimonios. Mientras la Iglesia Católica da jarabe de pico al matrimonio como fue instituido por Dios en su significado y estructura básicos, en su ley y práctica es totalmente diferente. La Iglesia Católica pretende tener autoridad absoluta sobre la institución del matrimonio y por lo tanto ejerce legislación total sobre el matrimonio, aun su validez y disolución. Por ejemplo, el Papa León XIII trató de vindicar la autoridad usurpada de la Iglesia Católica sobre la institución del matrimonio cuando declaró, “Cuando Cristo, por lo tanto, renovó el matrimonio y lo elevó a una excelencia tan grande [i.e., sacramental], Él dio y confió a la Iglesia, la legislación íntegra en la materia.”7 En el Código de la Ley Canónica de Roma ella declara, “Las causas matrimoniales de los bautizados corresponden al juez eclesiástico por derecho propio.”8 Ella es perfectamente definida en otorgar la base para su reclamo al por mayor de que el matrimonio le pertenece.

Las leyes Católicas Romanas sobre el matrimonio son una ofensa a cualquiera que conoce la naturaleza del matrimonio según viene del Creador Mismo. En la Sagrada Escritura se lo declara como respetable en todos sus componentes:

Honroso sea a todos el matrimonio, y el lecho sin mancilla.”8 Esta es la ordenanza de Dios y no la de ninguna iglesia. Debiera ser estimada efectivamente por todos y no negada a ninguna de las personas para quienes Dios lo estableció. Es honroso debido a que Dios lo instituyó para el hombre desde el principio y así lo ha determinado. Dios casó y bendijo a la primera pareja, los primeros padres de la raza humana, para guiar a todos a que respetaran a Dios en esta gran institución. Esto es tan abundantemente claro que uno pensaría que toda la raza humana estaría de acuerdo. Pero la Iglesia de Roma no está de acuerdo. La Iglesia Católico Romana se opone firmemente a todas las características seculares del matrimonio expresadas anteriormente. Esto sucedió por primera vez en el siglo doce cuando la Roma Papal adquirió control sobre el matrimonio y comenzó a legislar sobre la validez o invalidez de todos los matrimonios, ya sea de reyes o campesinos. Esta usurpación del matrimonio por Roma en su impulso por el poder es una de las herramientas más influyentes que ella tiene en su control de los Católicos en todo el mundo. En su Código de Derecho Canónico de 1983, el Vaticano actuó para consolidar su poder sobre el matrimonio. Por ejemplo, el Vaticano establece la edad en que una persona puede contraer matrimonio cuando legisla que “No puede contraer matrimonio válido el varón antes de los dieciséis años cumplidos, ni la mujer antes de los catorce también cumplidos” (Canon 1083, Par. 1). Además, según la ley Católica, el matrimonio de un Católico con una persona no bautizada es legalmente nulo, “Es inválido el matrimonio entre dos personas, una de las cuales fue bautizada en la Iglesia Católica o recibida en su seno y no se ha apartado de ella por acto formal, y otra no bautizada.”9

El mismo Vaticano también legisla que la impotencia sexual de parte de un hombre y su esposa hacen que un matrimonio sea legalmente nulo. “La impotencia antecedente y perpetua para realizar el acto conyugal, tanto por parte del hombre como de la mujer, ya absoluta ya relativa, hace nulo el matrimonio por su misma naturaleza.”10 Además, el Papa se reserva el derecho de disolver un matrimonio no consumado, aun si una persona no esté dispuesta. Por lo tanto, el Vaticano mediante el Canon 1142 legisla, “El matrimonio no consumado entre bautizados, o entre parte bautizada y parte no bautizada, puede ser disuelto con causa justa por el Romano Pontífice, a petición de ambas partes o de una de ellas, aunque la otra se oponga.”

Mientras el reconocimiento público de una relación es esencial al matrimonio, el Vaticano mediante el Canon 1130 legisla aun sobre matrimonios secretos, “Por causa grave y urgente, el Ordinario del lugar puede permitir que el matrimonio se celebre en secreto.” Este “matrimonio secreto” es tan encubierto y subrepticio que el Vaticano declara solemnemente, “El matrimonio celebrado en secreto se anotará sólo en un registro especial, que se ha de guardar en el archivo secreto de la curia.”11 Esta es sólo una pequeña porción de las más de ciento diez leyes que los cardenales y obispos de la Iglesia de Roma legislan para las personas Católicas de todo el mundo.12

DE LOS MATRIMONIOS MIXTOS

El control del Vaticano sobre matrimonios y el lecho matrimonial se vuelve especialmente manipulativo en lo que ellos llaman “Matrimonios Mixtos.” Los matrimonios mixtos han sido y continúan siendo una de las formas más exitosas de aumentar los números de los que se someten a las normas Católicas. Todos los sacerdotes involucrados en la obra pastoral están obligados a cumplir estas leyes Católicas. Ningún matrimonio entre un creyente bíblico bautizado y una Católica es permitido sin la resolución escrita de que todos los hijos nacidos de esa unión serán criados en la Iglesia Católica. Esta es la ley Católica. El Canon 1124 declara:

Está prohibido, sin licencia expresa de la autoridad competente, el matrimonio entre dos personas bautizadas, una de las cuales haya sido bautizada en la Iglesia católica o recibida en ella después del bautismo y que no se haya apartado de ella mediante un acto formal, y otra adscrita a una Iglesia o comunidad eclesial que no se halle en comunión plena con la Iglesia católica.”

La ley que remacha esto es el Canon 1125:

Si hay una causa justa y razonable, el Ordinario del lugar puede conceder esta licencia; pero no debe otorgarla si no se cumplen las condiciones que siguen: 1) que la parte católica declare que está dispuesta a evitar cualquier peligro de apartarse de la fe, y prometa sinceramente que hará cuanto le sea posible para que toda la prole se bautice y se eduque en la Iglesia católica; 2) que se informe en su momento al otro contrayente sobre las promesas que debe hacer la parte católica, de modo que conste que es verdaderamente consciente de la promesa y de la obligación de la parte católica.”

Por lo tanto, una “dispensación” (la remoción del impedimento impuesto por el Canon 1124) es otorgada por un acto formal del obispo según las estipulaciones del Canon 1125. Roma promulga leyes de modo que al eliminarlas por sus decretos de permiso con condiciones, ella adquiere el control sobre las vidas y las familias.

Cuando Roma por primera vez se abocó a la tarea de ganar Protestantes al Catolicismo en los Estados Unidos, una estrategia de su plan documentado era inducirlos mediante los matrimonios mixtos. En 1810, el Obispo Católico Romano Brute, envió un informe para que fuese enviado de vuelta a Roma resaltando los “matrimonios mixtos” como una de las formas de atraer Protestantes a la Iglesia de Roma.”13 Lamentablemente, estas tácticas todavía tienen éxito en el siglo veintiuno.

Divorcio

Bíblicamente, cuando venimos al divorcio, hay cuatro declaraciones principales por el Señor Jesucristo. Dos de estas reflejan su oposición total, mientras que las otras dos indican la aceptación del divorcio basado en la infidelidad sexual, y el derecho a casarse otra vez para la parte inocente. La ley divina fundamental del matrimonio es que un hombre dejará a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer. La naturaleza del contrato matrimonial es que las dos personas juntadas en dicha unión se vuelven una carne, “Así que ya no son más dos, sino una sola carne; por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre.”14 El marido y la esposa, al estar unidos juntos por la ordenanza de Dios, no deben ser separados por ningún decreto humano. Dios dice que Él odia el divorcio.15 La perfecta voluntad de Dios es salvaguardar el orden de la sociedad mediante la preservación de los matrimonios. Hay sólo dos razones para el divorcio y nuevo casamiento. Cuando haya ocurrido infidelidad sexual 16 o deserción de un creyente por una esposa no creyente,17 entonces puede obtenerse un divorcio. En tales casos, la relación matrimonial ya ha sido desunida y el divorcio es un reconocimiento formal de lo que ya ha sucedido.

Divorcio—La disolución Católica del vínculo

La Iglesia Católica declara que todos los matrimonios entre personas bautizadas son en realidad un sacramento. Esto es inculcado en las mentes de los Católicos desde la niñez. Es reiterado en el Código de Derecho Canónico, “Por tanto, entre bautizados, no puede haber contrato matrimonial válido que no sea por eso mismo sacramento.”18 La Iglesia Católica enseña que los sacramentos son medios de gracia. (Por lo tanto, es inconsecuente que, dentro de la enseñanza papal, dicho medio de gracia, como el del sacramento del matrimonio. no estuviese, por otra ley Católica, disponible a los que están en el sacerdocio.) Al declarar que el matrimonio es un sacramento, la Iglesia Católica quiere decir que es un sacramento por el cual Dios otorga gracia o sobre lo cual ella tiene control. Sobre esta base, Roma establece una jerarquía de matrimonios por la cual el matrimonio Católico como un sacramento tiene precedencia sobre otros matrimonios. Por consiguiente, en la ley de la Roma papal, los matrimonios que son civilmente válidos ante Dios pueden considerarse nulos y sin valor desde el punto de vista de la ley Católica. Un matrimonio de un Católico con una persona no Católica que no se realizó ante un sacerdote Católico es considerado nulo y sin valor, y es sólo una cuestión de tiempo antes que las partes puedan ser absueltas de sus votos matrimoniales. Es mediante la promulgación de leyes y luego retener el poder para anularlas mediante sus decretos que la Roma papal logra dominio sobre vidas y familias.

La Iglesia Católico Romana continuamente enuncia de que no hay divorcio para un matrimonio que está legalmente realizado entre un hombre y una mujer que han dado su consentimiento. No obstante, el estudio de las leyes Romanas respecto a la disolución del vínculo muestra que una gran pericia técnica e ingeniosidad son usadas en dispensar disoluciones de vínculos católicos. La disolución del vínculo en realidad actual equivale exactamente a lo mismo que un divorcio en la práctica. Desde el punto de vista legal va más allá del concepto de un divorcio. La Iglesia Católica, al otorgar una disolución de vínculo, declara legalmente que un matrimonio nunca existió. Esto significa que uno puede terminar en la absurda situación de haber sido legítimamente casado y haber tenido hijos de ese matrimonio —un hecho tangible del matrimonio—y no obstante el matrimonio es declarado como que nunca existió.

Asimismo, sin una disolución de vínculo, el divorcio civil no es reconocido por la Iglesia Católica como válido. Esto a su vez mantiene a los Católicos sin tomar la Eucaristía, lo cual, después del bautismo, es el medio central de obtener la gracia que supuestamente fluye a través del sacramento. Esto a su vez tiene extremas consecuencias cuando los Católicos piensan que pueden morir sin la gracia sacramental necesaria en la cual les han enseñado que crean.

Dispensando las disoluciones de los vínculos

Uno de los principales implementos usados en obtener una disolución de vínculo es lo que llaman “impedimentos dirimentes.” Un “impedimento dirimente” es un obstáculo que es tan perjudicial como para anular un matrimonio automáticamente. Un ejemplo sería la falta de consentimiento de cualquiera de las partes o una deficiencia en el procedimiento correcto de la ceremonia, que es llamado “de la forma de celebrar el matrimonio”. La “forma de celebrar el matrimonio” que se requiere según Roma es que un matrimonio se realice ante un sacerdote y dos testigos. Este es otro ejemplo de promulgar leyes y luego eliminarlas a fin de mantener el control sobre las vidas y las familias. Muchos matrimonios son declarados nulos debido a las leyes de la Iglesia Católica con respecto a “impedimentos dirimentes”. Un ejemplo de esto es “La sanación en la raíz.” “La sanación en la raíz” es un decreto que es retroactivo y que puede estabilizar y validar un matrimonio, que comenzó como un matrimonio no válido. Por lo tanto el Código de Derecho Canónico actual declara:

La sanación en la raíz de un matrimonio nulo es la convalidación del mismo, sin que haya de renovarse el consentimiento, concedida por la autoridad competente; y lleva consigo la dispensa del impedimento, si lo hay, y de la forma canónica, si no se observó, así como la retroactividad al pasado de los efectos canónicos.”19

Esta “sanación radical” suena muy parecida al “¡ábrete Sésamo!” de Ali Baba y los Cuarenta Ladrones. A la orden de Ali Baba la cueva se abría por las palabras mágicas. Así también la intrincada estructura de la orden del Vaticano es presuntamente capaz de validar retroactivamente un matrimonio que había sido anulado e invalidado. El mismo Canon continúa diciendo, “La convalidación tiene lugar desde el momento en que se concede la gracia; y se entiende que la retroactividad alcanza hasta el momento en que se celebró el matrimonio, a no ser que se diga expresamente otra cosa.”20 Semejante forma de hacer y deshacer matrimonios contraviene la ley Divina del matrimonio en la Escritura. El matrimonio es una ordenanza para la preservación de la raza humana. Fue Dios en persona quien dijo, “por tanto dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer; y los dos serán una misma carne,” estableciendo la ley para toda la posteridad de Adán. La ley de Dios no puede manipularse y manejarse en la escena real por los decretos de ningún sistema. No obstante se intenta hacerlo con asombrosa astucia por la misma Roma papal que proscribe el matrimonio para sus sacerdotes.

Como el Vaticano hace y deshace el matrimonio

Se afirma que el hacer y deshacer matrimonios está todo dentro del poder apostólico de la Iglesia Católica. La Iglesia Católica ejerce tal poder aun si ambas partes no saben nada de lo que se está haciendo. Por consiguiente, Roma proclama en su ley, “La sanación puede también concederse ignorándolo una de las partes o las dos, pero uno debe otorgarse sin causa grave.”21 Este poder misterioso para ordenar una sanidad a un matrimonio que nunca existió supuestamente se sostiene en el corazón de la Roma misma: “La sanación en la raíz puede ser concedida por la Sede Apostólica.”22 El matrimonio no se hace válido al mandamiento de Roma; en la Escritura el matrimonio es regulado según la voluntad y el consejo de Dios. El Señor Jesucristo dijo “el hombre dejará a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer.”23 Esto solamente es como un matrimonio de vuelve válido ante Dios. ¡Decretar que prelados célibes en Roma, aun cuando las partes mismas no lo sepan, pueden oficiar un matrimonio es totalitarismo farisaico incontrolado! Este poder extraño se afirma debido a que Roma pretende que el matrimonio es un sacramento. Por lo tanto está dentro de su poder hacer o deshacer matrimonios según su propia voluntad y propósitos.

A veces la disolución de matrimonios es hecha por lo que es llamado “consentimiento interior”, el consentimiento que un hombre o una mujer tenía o no tenía desde el principio. En diferentes investigaciones eclesiásticas, esto puede resultar en un tribunal eclesiástico, ya sea para hacer o deshacer un matrimonio. Las disoluciones de vínculos católicos son un gran negocio dentro de la Iglesia Católica, y en los Estados Unidos se conoce por la facilidad práctica que se provee para procurar las disoluciones de vínculos.

Las estadísticas son interesantes. En 1968 hubo en los Estados Unidos un total de 338 de las disoluciones de vínculos. En 1992 no hubo menos de 59.030, es decir ciento setenta y cinco veces más. Otra cifra interesante es que la cantidad total de disoluciones de vínculos en la Iglesia Católica en todo el mundo en 1992 fue 76.286, lo que significa que no menos que el 75% de todas las disoluciones de vínculos fueron de Estados Unidos, lo cual es un poco más del 5% de a población Católica del mundo. Además, no es que uno en dos matrimonios Católicos aquí en Estados Unidos termina en divorcio, sino que uno en cinco es oficialmente anulado; el 90% de las demandas por disolución de vínculo tiene éxito.”24

Durante 1984 y 1986-1994, los Tribunales de Segunda Instancia de los Estados Unidos ratificaron 342.218, y decidieron en contra de la anulación en 1.412 casos. Los Tribunales de Segunda Instancia en el resto del mundo, a pesar de adjudicar menos de 250.000 casos, decidieron en contra de la anulación en 5.890 casos. Explicándolo de otra forma, en Estados Unidos un proceso ordinario de disolución de vínculos tenía cuatro oportunidades en mil de ser rechazada en Segunda Instancia, lo contrario a 56 oportunidades en mil para el proceso ordinario de disolución de vínculos otorgados en otras partes.”25

La forma casual y arrogante de tratar con el matrimonio y la disolución del mismo no debería sorprendernos considerando los obispos y sacerdotes que intervienen en los juicios papales sobre matrimonios. En contraste, un pastor en la Escritura debe ser uno “que gobierne bien su casa, que tenga a sus hijos en sujeción con toda honestidad (pues el que no sabe gobernar su propia casa, ¿cómo cuidará de la iglesia de Dios?)” [1 Tim. 3:4-5]. Aun estas cualificaciones excluyen a los jueces célibes quienes otorgan las disoluciones de vínculos. Al igual que las Indulgencias, toda la industria de la disolución de vínculos de la Iglesia Católico Romana—desde el proponer las leyes hasta la venta de artículos de contrabando—es una violación total de la Escritura.

El matrimonio y la parodia Católica contra el mismo

El Señor Jesucristo, el Encarnado Hijo de Dios, habló claramente de la dignidad y santidad del matrimonio. Cuando le preguntaron acerca del matrimonio, Él se refirió al narrativo en Génesis, “¿No habéis leído que el que los hizo al principio, varón y hombre los hizo, y dijo: Por esto el hombre dejará padre y madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne?”26 La aprobación de Jesucristo de la santidad del matrimonio fue simplemente una reconfirmación de la revelación original dada por Dios. El matrimonio es una ordenanza desde la creación. No es como el bautismo y la Cena del Señor, que son ordenanzas del Nuevo Testamento directamente de Cristo Mismo y para los creyentes solamente. El matrimonio es desde el principio y viene bajo la jurisdicción del estado civil instituido por Dios. Para los Cristianos, las leyes respecto al matrimonio están claramente establecidas en la Biblia, en el Antiguo Testamento así como en el Nuevo. Un pastor Cristiano puede asesorar a una pareja acerca de su matrimonio según las normas bíblicas. Él nunca debería tomar jurisdicción sobre ese matrimonio para hacerlo o deshacerlo. El Señor Jesucristo es abundantemente claro cuando declara que lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre. Las únicas bases bíblicas para el divorcio son las que el Señor Mismo permite en el caso de infidelidad sexual y lo que el apóstol Pablo permite en el caso de deserción de un creyente por una esposa no creyente.

Sin embargo, la Iglesia Católica ha inventado todo un conjunto de normas y reglamentos que requieren un abogado canónico Católico Romano para descifrarlos correctamente. Puesto que los casos sobre la validez del matrimonio abundan con muchos términos técnicos diferentes, Roma dice que ella apoya la santidad del matrimonio, pero permite que los matrimonios sean declarados nulos y sin valor sobre una terminología de su propia invención. Por ejemplo, “la nulidad” (el decreto de que un matrimonio es nulo o no válido) cuando es otorgado por los tribunales eclesiales de Roma, no es simplemente una declaración. Esto permite diferentes interpretaciones. Por lo tanto, el Canon 1684 declara:

Cuando la sentencia que por vez primera declaró la nulidad de un matrimonio ha sido confirmada en grado de apelación mediante decreto o nueva sentencia, aquellos cuyo matrimonio ha sido declarado nulo pueden contraer nuevas nupcias a partir del momento en el que se les ha notificado el decreto o la nueva sentencia, a no ser que esto se prohíba por un veto incluido en la sentencia o decreto, o establecido por el Ordinario del lugar.”

Por lo tanto el decreto mismo de que un matrimonio es nulo es embarrado por la terminología Católica que requiere abogados Católicos adiestrados para guiarlo a uno a través del laberinto del Código de Derecho Canónico. La Roma papal ha otorgado cientos de miles de disoluciones de vínculos y permitido segundas nupcias. Muchas de las tales uniones, llamadas matrimonios son, en realidad, ante el Señor y Su Palabra, nada más que lupanares. Semejantes uniones pecaminosas dañan los corazones y las almas de hombres y mujeres. Estas son situaciones reales, bendecidas por el sacerdote y la Iglesia de Roma, pero ellas son como profundas zanjas y pozos angostos, de los cuales sería prácticamente imposible de escapar.

Conclusión

Las extravagantes demandas de la ley Católica Romana afectan la libertad de cualquier nación. Si las personas Cristianas fuesen correctamente informadas, ellas deberían volverse conscientes de que el matrimonio, la base misma de la sociedad, está siendo controlado y manipulado para millones de Católicos. Se aplica no sólo a millones de Católicos en los Estados Unidos, en diferentes naciones Occidentales, y por todo el mundo, sino que también se aplica a millones de Cristianos y otros que también están profundamente atrapados por el Código de Derecho Canónico cuando contraen matrimonio con Católicos. El Código de Derecho Canónico del Vaticano sobre el matrimonio también involucra a millones de personas de todo el mundo en naciones donde el Vaticano es aceptado como una potencia civil, y especialmente en las naciones con las que el Vaticano ha firmado un “concordato,” como Polonia. Si el Catolicismo ha de ser considerado seriamente, esta violación del matrimonio debe ser tratada según la Escritura, puesto que está en el corazón mismo y la estructura de la sociedad civil conforme ha sido dada por Dios.

No hay forma de mantener un testimonio bíblico y Cristiano para el Evangelio de la salvación por la fe en Cristo solamente mientras se le otorga legitimidad a las leyes Católicas Romanas sobre el matrimonio. Es imposible afirmar que uno es un Cristiano Evangélico que cree en la Biblia que acepta tanto la inspiración y autoridad de la Biblia y todavía confiere legalidad al Catolicismo Romano, que rechaza rotundamente ese principio, como lo muestran sus leyes sobre el matrimonio. Semejante sistema es una afrenta a Cristo en Su obra de redención y asimismo al Espíritu Santo y Su ministerio de convencer al mundo de pecado, de justicia y de juicio. Romanos 1:18 establece claramente: “Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad.” ¿Quién puede soportar el fuego devorador de la ira sempiterna de Dios? Las buenas nuevas es que la fe personal y la salvación también provienen de Su mano: “A éste [Jesucristo], Dios ha exaltado con su diestra por Príncipe y Salvador, para dar a Israel arrepentimiento y perdón de pecados.”27 Cristo Jesús tiene poder para perdonar al más grande transgresor y al más grande fanático religioso, puesto que Él ha sido exaltado para este mismo propósito. Ningún pecador necesita temerle al que es “un Príncipe y Salvador” que está a la diestra de Dios. Podemos acudir a Él con confianza. Cuando nuestra conciencia nos redarguye de pecado, y cuando reconocemos que merecemos la muerte eterna, podemos contar confiadamente con Su poder y gracia. La Escritura proclama, “Cree en el Señor Jesucristo y serás salvo.” El Señor mismo declaró, “El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado” (Marcos 16:16). El Señor siempre será misericordioso con los que acuden a él en fe para la remisión de los pecados. “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os daré descansar” (Mateo 11:28). Compare las leyes opresivas y costosas del Vaticano con los requisitos de Cristo Jesús el Señor, y descubra cuan cierto es que Su yugo es fácil y liviana su carga. Jesucristo otorgará descanso garantido a todas las almas cansadas que acuden a Él. Descanse del terror del pecado, descanse del poder del pecado, y sobre todas las cosas, descanse en el Señor Dios. Este es ese descanso que permanece para el pueblo de Dios. Comienza en gracia, y un día será perfeccionado en gloria, porque así lo declara la Escritura. “Bienaventurados los que son llamados a la cena de las bodas del Cordero.”28


NOTAS:

  1. Génesis 2:24
  2. Por ejemplo, ver Génesis 5
  3. Por ejemplo ver Génesis 4:16-17
  4. (Romanos 1:18) La palabra “impiedad” incluye todos los crímenes contra Dios y todos los crímenes con los congéneres en el matrimonio o de otra manera.
  5. Mateo 19:6
  6. Así que, como la iglesia está sujeta a Cristo, así también las casadas lo estén a sus maridos en todo.., Grande es este misterio; mas yo digo esto respecto de Cristo y de la iglesia” (Efesios 5:24, 32).
  7. Código de Derecho Canónico; Promulgado por la Autoridad de Juan Pablo II, Papa. Dado en Roma, el Día 25 de enero de 1983. http://www.vatican.va/archive/ESL0020/_P5N.HTM 9/22/05
  8. Hebreos 13:4
  9. Canon 1086 #1
  10. Canon 1084 #1
  11. Canon 1133
  12. Tan comprensivas son estas leyes que las han organizado en capítulos. Ver Cánones 1055-1165.
  13. Informes Documentales sobre Catolicismo Norteamericano Primitivo, Seleccionados e Introducidos por Philip Gleason (Nueva York: Arno Press, 1978) pg. 229
  14. Mateo 19:6
  15. Malaquías 2:16
  16. Mateo 19:9: “Y yo os digo que cualquiera que repudia a su mujer, salvo por causa de fornicación, y se casa con otra, adultera; y el que se casa con la repudiada, adultera.”
  17. Primera Corintios 7:12-15 “Si algún hermano tiene mujer que no sea creyente, y ella consiente en vivir con él, no la abandone. Y si una mujer tiene marido que no sea creyente, y él consiente en vivir con ella, no lo abandone. Porque el marido incrédulo es santificado en la mujer, y la mujer incrédula en el marido; pues de otra manera vuestros hijos serían inmundos, mientras que ahora son santos. Pero si el incrédulo se separa, sepárese; pues no está el hermano o la hermana sujeto a servidumbre en semejante caso, sino que a paz nos llamó Dios.”
  18. Canon 1055, #2
  19. Canon 1161
  20. Canon 1161, Pár. 2
  21. Canon 1164
  22. Canon 1165
  23. Mateo 19:5
  24. http://www.sspx.org/Canonical_Comisión/august_1995_ltr.htm 5/30/05
  25. www.familylifecenter.net/txt/annulments-in-america.html 5/30/05
  26. Mateo 19:4-5
  27. Hechos 5:31
  28. Apocalipsis 19:9

Richard Bennett de “Berean Beacon.” Página web: https://bereanbeacon.org/es

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