Por Maria C. Hertel, anteriormente, la Hna. María Dolora, C.S.J.

Juan 8:36 – „Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres”.

Habiendo tomado los votos de probreza,c astidad y obediencia en la orden Católica romana, mis pasos fueron puestos en la dirección en que crecí.  Criada en un hogar católico romano y educada en escuelas católicas por dieciseis años y educada por seis años en la vida del convento, yo vivía con un deseo ardiente de servir a Dios como maestra.  Este deseo no cambió cuando dejé el convento en el 1969.  Dos años más tarde , me casé con un hombre con una formación similar, incluyendo cuatro años en el seminario y comprometido a  enseñar.  A pesar de estas raíces, Dios en Sus inescrutables caminos me puso un nuevo coamino, los que me trajeron cara a cara con la verdad en la persona del Señor Jesucristo.

Los Primeros Años

Siendo los caminos de Dios misterios para mí, su gracia incomparable, mirando hacia atrás, en los 50 años de mi vida, en 1995.  La tercera en una familia de cuatro, compartí en un hogar relativamente estable, siendo mi padre un alcoholico.  Mi madre se preocupaba contínuamente por las finanzas y la condición de mi padre entre los dos o tres trabajos que tenía.  Misas y comunión, rosarios, novenas y otras devociones especiales a María.  El sagrado corazón, El niño de ?, San José, San Antonio, San Cristófono y otros eran los rituales de nuestra vida diaria.  Cuando nuestro hogar era honrado por nuestra iglesia con la estatua de María, diariamente rezábamos el rosario incados sobre nuestras rodillas y otros rezos eran intensos.  Mi madre tomaba las reglas de la iglesia muy seriamente.  Ayuno y abstinencias por el advenimiento, cuaresma, y el viernes Santo, eran cuidadosamente observados.  La grasa de la tocineta y la salsa de la carne era cuidadosamente rechazada durante las comidas durante este tiempo.  Si hacían indulgencias, y se compraban misas para los difuntos para acortarles sus días en el purgatorio.  Había una gran pesadez en nuestro hogar, y a pesar de todo había una aparente estabilidd en el matrimonio, asistencia a la iglesia y asociarnos solamente con amigos católicos y aún con conocidos.  Los pocos miembros de la familia que violaban estos patrones casi no se veían y no se hablaban frecuentemente, y cuando alguno se casaba no se iba a la ceremonia.

La Vida Religiosa

Hasta que yo tuve los viente años, nunca asistí a una iglesia que no fuera católica Romana.  Los religiosos y los sacerdotes estaban en una gran estima, se consideraban más santos e inteligentes que los laicos.  Mi prima, Vin entró a la hermandad de los marianistas a la edad de 15 años, una decisión hecha a pesar de las relaciones matrimoniales fuertes de nuestra familia.  vin, influenció a nuestras dos hermanas menores Sue, y Peg, quienes más tarde entraron en el convento Ursuline.

Dos años después que la hermana más joven, Vin, entrara al convento, yo hice la misma decisión, para el agrado de mi familia.  La orden diocesiana  conocida como la Congregación de las Hermanas de San José, quienes me enseñaron desde la escuela elemental hasta la superior, me capacitaron para lograr mi sueño de ir a colegio y hacerme una profesora.

Esta decisión de hacerme una religiosa fue respaldada por mi madre.  Esto era una razón de orgullo y honor para la familia.  En el tiempo que entré en el 1963, las reglas eran de que nunca volvería a mi hogar.  La comunicación con mi familia fue controlada, todas las cartas recibidas de mi casa y las que yo enviaba eran leídas primero, había unas reglas muy estrictas en el tiempo de la formación.  Después del primer año, la ceremonia nupcial fue el cortarme el cabello y usar un hábito para entrar al noviciado.  Ahora yo era la Hna. Maria Dolora.  Yo pasé un año fuera del colegio para una formación más formal.

Durante este año, yo fui endoctrinada en la manera de pensar, hablar y comportamiento para una religiosa dedicada.  Tenía que estar en silecnio, tenía que ver a quién le hablaba y cuándo, al no dejarme asistir a la boda de mi hermana Carol empezaron a surgir en mi el por qué habían esas restricciones.  Aprender la obediencia envolvia esas prácticas tal como arrodillarse a pedir perdón a las leyes.  En una ocasión, yo, personalmente luché cunado esta humillante práctica se me impuso, cuando yo le hablé a una monja de edad avanzada durante las labores de enfermería.  Durante el final del tercer año, cambios masivos estaban ocurriendo en la Iglesia Católica Romana y algunos de ellos llegaron a nuestra pequeña orden diocesiana.  El año antes de mis clases empezar, la flogelación personal empezó como medio para conseguir una vida espiritual mayor.  La práctica de esto descontinuó.  En el seguno año de mi noviciado, aún mi clase fue motivada a diseñar un uniforme menos conservador.

Las reglas fueron examinadas en una congregación especial de todas las superiores.  Pronto, el odio ? de visitar los hogares fue suspendido.

Cambios Arbitrarios

Con todos los cambios, preguntas sobre las reglas arbitrarias empezaron a preocuparme.  ¿Cómo estas reglas podían ser tan importantes un día, y al  otro ser quitadas?  Había abuso en los cambios que habían impuesto disciplina y las monjas mayores en autoridad vieron mayores problemas desarrollarse.  Un ejemplo ocurrió en mi promer año de enseñanza en una capilla.  Palabras „amigables” fiestas envolviendo sacerdotes y monjas, que incluían el baile y frivolidades, llegaron a la casa de la monja madre, o superiora y nuestra capilla local del convento fue criticada y perseguida.

En adición, un permiso que yo había recibido de visitar una gran familia en la capilla fue suspendido.  Yo encontré esto problemático pues yo conocía a la esposa, había crecido en mi calle junto a su esposo George, tenía esclerosis múltimple que lo paralizó desde el cuello hacia abajo.  a mi se me hizo posible compartir muchas cosas con ellos y sus tres hijos, más importante aún escucharlos, rezos y lágrimas.  El testimonio de esta familia dejó gran impresión en mi.  El no poder visitarlos no tenía sentido.  Más tarde, ese mismo año, uno de mis estudiantes del 6to grado, Jeff, que había sufrido una lesión seria en su cabeza, por reugos de su mamá le di tutoria en el hospital, en su larga recuperación.  En ningún momento había razón para los cambios arbitrarios de las reglas, solamente el temor de serias infracciones.  Fue la gracia de Dios que me permitió aprender y moverme con la  situación de George y Jeff.  Las reglas para producir santidad a través del control del comportamiento eran superficiales para hacerle frente a los verdaderos frentes de la vida.

Un Pase Para Visitar

En el año 1969, cerca del final de mi primer año de estar enseñando en la capilla, consideré seriamente retirarme de la vida religiosa.  Antes de este año, dejar el convento después de haber tomado los votos significaba fracaso y desgracia.  Sin embargo, la solicitud de coger un año para evaluar la vocación fue aceptable.  No siendo yo la única que pensaba de esta manera, yo fui la primera en mi clase de nueve de solicitar una cita con la madre superiora.

Yo sé que mi familia estaba decepcionada pero yo no me comparaba en su decisión.  Yo estaba decidida a moverme hacia adelante de esta vida de confinamiento en el convento a una vida normal.  Fue en junio 1969, yo tan sólo tenía la ropa a mis espaldas y unos ahorros pequeños de la escuela superior que mis padres guardaron en mi nombre.

Después de dos semanas en la casa, frecuenté la Universidad del Estado de Ohio con otra monja del convento y luego acepté una posición para enseñar en Chicago, moviéndome para un hogar más grnade con una líder de derechos civiles, Margaret Ellen Traxler, que también era una monja.  Yo compartí un cuarto con una compañera del convento y vivimos en esa casa con otras monjas que trabajaban con Margaret Ellen.  Después de una vida protegida, ese verano del ’69 y el año que siguió abrieron mis ojos al sabor de los años 60, protestas de guerra, tensiones raciales, alcohol, drogas, sexo libre, horas sin disciplina, discusiones de las filosofías místicas del Este, en una ciudad volátil.  Los estandares morales aprendidos en mi hogar y la gracia de Dios, la cual no reconocí hasta más tarde, las dos me protegieron físicamente y espiritualmente.  Muchos alrededor de mi con un trasfondo similar estaban escogiendo su destrucción en su estilo de vida.

Después de 7 meses, me mudé a un apartamento cerca de la Universidad de Chicago.  En el Newman Center, conocí muchas monjas y sacerdotes, muchos dejando sus ordenes en grandes cantidades, algunas permanecían pero estudiaban primordialmente varias interpretaciones de la „verdad”.  La misa y la comunión se tomaba durante la hora del café, el evangelio social era prevaleciente, los derechos humanos eran una ?.    La gente que estaba clara acerca de sus creencias y a donde se dirigian no se encontraban.  Las causas estaban ahí, la moral estaba ausente.  A través de todo ésto, yo sabía que nunca volvería al convento.  Yo hice mi decisión final de mis votos y orden.

Casamiento

Cuando recuerdo los años que pasé en Chicago, me maravillo de la mano protectora de Dios.  Sus cuidades para mi incluían el vivir en Hyde Park, una comunidad con problemas raciales de mucha tensión, y las fiestas en la Universidad de Chicago donde había sexo libre, drogas, ? tener la mente endrogada, y generalmente abundaba el vivir como quisiera uno.

Después de haber salido con hombres relativamente estables en este ambiente, yo conocí a mi esposo, Bernie, un ex-seminarista.  Fue en los años 70 y tenía 25 años de edad.  Con nuestros antecedente que nos era muy común, salimos por varias semanas antes de hablar de casarnos.  Tuvimos un año entero para conocer nuestros familiares en Ohio y en Wisconsin y ahcer planes cuidadosos para nuestra boda.

Para nuestra ceremonia yo escogí la iglesia donde yo enseñé el último año en el convento en vez de la capilla de mi familia.  Mi superiora y la viuda de George y otros que conocí cuando enseñaba.  Bernie y yo estábamos muy bien orientados sobre la familia y decidimos permanecer en Michigan, a un día de viaje de nuestros padres.  Aquí comenzamos nuestra familia y estábamos activos en St. Peter’s Parish por cinco años y medio.

Tiempo de Prueba

Nuestros niños eran de 2 años y 4 meses cuando mi madre fue diagnosticada  con un tumor canceroso inoperable.  Frecuentes viajes de Michigan a Ohio fueron dados debido a la gravedad y arreglos y el trabajo de mi esposo se miltiplicó.  Ella murió 6 meses después de haber sido diagnosticado el tumor.  Un año después yo tenía 6 semanas de embarazo cuando recibí una llamada de mi esposo.  Ella había encontrado a mi padre muerto en la cama.  El no había ido a comer a su casa.  Durante este tiempo difícil, Bernie fue el señor que proveyó para las necesidades.  Seis meses después de haber muerto mi padre, nos mudamos a Milwaukee y durante los seis meses siguientes, a la madre de Bernie le hicieron una cirugía de corazón abierto, durante este tiempo le dio un ataque (?) nuestra tercera hija nació y Bernie atravesó por dos cambios de trabajo, parecía que nuestras vidas estamban en un constante trastorno.  Entre mis trabajos había una posición de directora de religión en una capilla grande en los suburbios de nuestra comunidad.  Fue aquí donde fui introducida a los valores de clarificación, un movimiento fuera de las claras tradiciones morales y las doctrinas del catolicismo Romano, y la reducción del uso de los sacramentos de confesión.  Estas prácticas y la introducción de incrementar enseñanzas liberales de hombres como Daniel Maguire de la Unviersidad de Marquette y el arzobispo Rembert Weakland produjo confusión en el crecimiento.

En algunos casos yo cuestioné muy seriamente estos nuevos estilos y en otras cosas los acepté como una dirección positiva.  Fue bueno ser parte de nuevas ideas.  Nuestras tres hijas fueron bautizadas, hicieron su primera comunión y se les enseñó reconciliación (formalmente el sacramento de la confesión) aunque no se practicaba en nuestra capilla.  Durante los once años que pasamos en esta capilla yo enseñé y escribí un curriculum educacional para CCD clases y o programas religiosos.

Desarraigamiento

El último año y medio, Bernie y yo enseñamos clases superiores de confirmación en nuestro hogar.  Irónicamente Dios usó este programa y el hombre que lo dirigía para completar el trabajo que sacarían nuestras raíces profundas en el catolicismo romano.  Cuando el director nos dio a nosotros y a cada uno de los estudiantes una Biblia Católica, él no sabía que nos había provisto una fuente de información sino un vehículo de liberación.  Este fue el principio de nuestro estudio de la Palabra de Dios.

El texto de confirmación entregado con la Biblia no contenía doctrinas, sino el evangelio social, un sistema de obras que eran para santificar el proceso del cristiano.  Los ? no eran mejores.  Hablar con nuestro pastor sobre este asunto no nos llevaba a ningún lugar.  Serias situaciones morales que culminaban en discusiones con nuestraos estudiantes hacían claro que no había fundamento espiritual para hacer decisiones.  Nuevamente pro la gracia de Dios, fuimos dirigidos hacia la Biblia.  Un crecimiento desagradable de lo que parecía un curso apuntando a la destrucción despertó un deseo en mi por una posición más conservadora.  Fuertes valores familiares y los fundamentos morales que esperabamos pasar a nuestros estudiantes, igualmente a nuestras hijas, ya no fueron sistenidas por la parroquia de nuestra iglesia.

Nuestra hija mayor, Laura, estaba en las clases de confirmación ese año, con otra pareja.  Ella también tenía dificultad con el material, particulamente la manera en que los estudiantes ignoraban la tradición de la posición moral.  Al mismo tiempo, las escuelas públicas donde 3 de nuestras hijas frecuentaban, proponían el curriculom liberal de la educación sexual.  La preocupación de este material de enseñanza me introdujo a mi a un nuevo círculo de amigos quienes tenían confianza en sus creencias y lo que deseaban para sus hijos.  Bajar los „estándares” para acomodarse a los tiempos no estaba en su pensamiento.  Trabajando con este grupo de personas en una lucha difícil por el bienestar de nuestros niños, nos trajo a Bernie y a mi, y más y más en contacto con la Palabra de Dios.

La Verdad Incambiable

Nosotros fuimos invitados a unirnos a clases bíblicas y grupos de oración y Bernie y yo fuimos convencidos por la autoridad de la Palabra de Dios.  Bernie propuso lecciones basadas en la Biblia y el Credo Niceno para el grupo de confirmación y fue aprobado por el director.  Ofrecimos el curriculum basado en la Biblia para reemplazar pensamientos confusos y discusione sin fruto usando los principios inalterables de Dios.  Cuando surgieron preguntas con las cuales no podíamos bregar hallmaos expertos entre nuestros nuevos amigos cristianos.  Uno habló sobre la autoridad de la Palabra de Dios y otro encaró asuntos concernientes al ocultismo y al  satanismo.  Estos no eran sacerdotes o religiosos sino laicos que conocían en la verdad escritural.

Aunque yo no puedo señalar un día específico que reconocí y acepté al Señor Jesucristo como mi Salvador, la verdad de Su Palabra fue tomando raícies en mi vida para el verano del 1989.  En junio, guiándome por el sabio consejo del hombre que sería nuestro primer pastor local en la iglesia, (I Pedro 3:1).  Yo le pedí permiso a Bernie para asistir al servicio de oración a una iglesia biblicéntrica y ¡”El dijo que sí”!

Convicción

Nuestras hijas tenían quince, trece, y once años de edad para este tiempo.  Yo sabía que habrían preguntas y me preocupaba el afecto en la unión familiar.  Nosotros frecuentabamos la iglesia Cristiana y la católica romana casi por todo el verano.  Bernie, a petición mía, fue a la iglesia Cristiana el día de mi cumpleaños en julio.  Su permiso para mí y el haber aceptado ir conmigo fue una indicación de que Dios estaba envuelto en las circunstancias de nuestras vidas.

Otro ejemplo dramático fue un domingo comenzando el verano cuando súbitamente no recibí la comunión en la misa Católica.  La realización de que yo no creía ésto pudo haber sido „real” cuerpo y sangre como enseñaba la iglesia Católica, pero fue un comienzo de una convicción de fe profunda.  Haberme ido adelante hubiese sido hipocresía.  Yo me dí cuenta que comer el cuerpo y la sangre de acuerdo a la Biblia significaba mucho más, una identificación con la persona del Señor Jesucristo.  No hacía sentido que El estuviera presente ocnmigo durante la comunión y después no lo estuviera.  Ahí no había ningún misterio ni magia.  Las palabras del sacerdote decían que tenía el poder de transformar el pan y el vino eran una negación a la suficiencia de la obra en la curz.  Jesús dijo, „está consumado” (Juan 19:30).  La comunión es un memorial de lo que El logró.  El mandato de El fue que se hiciera esto en memoria de El.  „Y tomó el pan y dio gracias, y lo partió y les dio, diciendo:  Esto es mi cuerpo, que por vosotros es dado; haced esto en memoria de mí”. (Lucas 22:19).

Los rezos de la misa se me estancaban en la garganta.  ¿Para qué era necesario el sacrificio?  „Por lo cual puede tamibén salvar perpetuamente a los que por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos”.  „Que no tiene necesidad cada día, como aquellos sumos sacerdotes, de ofrecer primero sacrificios por sus propios pecados, y luego por los del pueblo; porque esto lo hizo una vez para siempre, ofreciéndose a sí mismo”. (Hebreos 7:25,27).   El „sacrificio sin sangre”, como lo definía la misa, contradecía lo que decía el Viejo y el Nuevo Pacto.  „Y casi todo es purificado, según la ley, con sangre; y sin derramamiento de sangre no se hace remisión”.  (Hebreos 9:22).

(Hebreos 12 y 14)  El velo del Santo de los santos se había roto en dos.  El hombre tiene acceso al trono de Dios.

La revelación con relación a la comunión inició una de muchas discusiones espirituales en nuestra familia durante este tiempo.  Esto era completamente fuera de los ordinario, pero ahora conozco que el poder de la Palabra de dios estaba efectuando una revolución espiritual en nuestras vidas con relación a las enseñanzas católicas romanas concernientes a la persona y poder del Señor Jesucristo.

Para agosto ya no estábamos asistiendo a la misa, porque lo veíamos como una negación a la obra terminada en el Calvario.  Dejamos los rituales liturgicos, las participaciones semanales de la comunión y contactos familiares.

Ninguno de nuestros familiares ni los amigos católicos entendían lo que estabamos haciendo; pero sí estabamos condenados.  Para nuestra sorpresa, cuando le dijimos al director de educación cristiana sobre nuestra nueva capilla, nos pidió que continuaramos enseñando al grupo de confirmación en su segundo año, porque „buenos maestros era difícil de encontrar”, y nuestra clase había respondido muy positivamente.

En la navidad le escribimos a nuestros familiares y amigos con relación a nuestra conversión.  Esto ocasionó perturbación, coraje y un doloroso distanciamiento.  El significado de Mateo 19:29, el cual ha sido mencionado muchas veces con relación a la vida espiritual, de momento nos pareció clara.  „Y cualquiera que haya dejado casas, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o mujer, o hijos, o tierras, por mi nombre, recibirá cien veces más, y heredará la vida eterna”.

En mi incapacidad de poder decir en mis propias palabras lo que significaba ser salvo, yo invité a una mujer cristiana para que le explicara a nuestras hijas lo que era salvación.  Nuestra hija Allison fue la primera que se expuso al Evangelio.  Laura, nuestra hija mayor, me dejó ver un comentario que ella hizo del día en que ella aceptó al Señor como su salvador; un año antes.  Ella tenía un círculo de amigos cristianos en la escuela y estaban estudiando la Biblia regularmente.  Nuestra segunda hija, Sarah, mas tarde confesó que hacía dos años que ella había conocido al Señor en un campamento de verano.  Ella creía lo que Cristo había hecho por ella, hubo menos impacto en su vida porque ella no tuvo el entrenamiento en la Palabra de Dios cuando terminó el campamento.

La intervensión de Dios guiando a nosotros cinco fuera del catolicismo romano no es nada menos que un milagro; el milagro de conversión en la vida de cada creyente.  Tengo que realizar que en los cuarenta años que pasé en la iglesia católica asistiendo fielmente a rituales y pasando por prácticas religiosas extensas, no me trajeron al conocimiento del Evangelio.  Yo era una pecadora sin esperanza, perdida sin la perfecta provisión de Dios.  (I Cor. 15:3-4).  Esto y tan sólo esto me salvó.  Nada puede añadirse a la Palabra de Dios ni Su obra volver a rehacerse para traer arrepentimiento y gracia.  Dios nos prepara y nos trae a El con Su Palabra, la Biblia, no a través de tradiciones religiosas e instituciones.

El Bautismo de los Creyentes

La contínua transformación de nuestra familia os llevó a buscar el bautismo por inmersión en mayo del 1993.  Sabiendo que el bautismo no es efectivo para lavar nuestros pecados y establecer una relación con Dios, como fuimos enseñados en el catolicismo, al principio no creiamos necesario el ser bautizados.  La primera iglesia que fuimos, bautizaban los infantes en el contexto del convenio de  las „relaciones fmiliares”.  Nosotros cuestionábamos estas prácticas porque no estaban en relación con las Escrituras.  En el 1993 Bernie y yo conocimos un  Pastor de Carolina del Norte que nos mostró en las Escrituras que el bautismo era un testigo muy importante para el público y materia de obediencia.  Nuevamente, el Señor nos estaba enseñando fuera de la iglesia local, estableciendo para nosotros la autoridad de Su Palabra.  Nosotros teníamos „que examinar las Escrituras diariamente”, usando la Palabra de Dios como la autoridad en nuestras vidas, „Y éstos eran más nobles que los que estaban en Tesalónica, pues recibieron la palabra con toda solicitud, escudriñando cada día las Escrituras para ver si estas cosas eran así”. (Hechos 17:11).

Después de presentar lo que habíamos aprendido a nuestras hijas, descubrimos que nuestra hija mayor, Laura, la cual estaba en colegio en Pennsylvania, deseaba ser bautizada y estaba orando desde su viaje misionero en el verano.  Nuestras hijas menores, Sarah y Allison, después de estudiar y orar, también pensaron en el bautismo.  Nos preparamos como familia para dar el primer testimonio en la ceremonia.  Nuestra familia estaba de acuerdo que el bautismo era una importante confesión pública de nuestra conversión y llamado del Señor.

El Caminar por Fe

Y nuestra historia continúa hasta que el Señor nos llame a morar con El.  El impacto de Dios en mi vida y en nuestra familia comenzó desde nuestro compromiso de orar, estudiar la Palabra, compartir como creyente, y a Su diaria dirección en nuestras vidas.  Mientras tanto, el asunto de la eterna salvación se afirmó.  En esta certeza hay paz, esperanza y gozo.  El tiempo de soledad y estrañamiento después de haber dejado la iglesia católica ha disminuído con el tiempo, pero no se ha ido, especialmente porque nuestros familiares continúan católicos.  Conociendo la verdad, nosotros deseamos la salvación para los que amamos.  Compartiendo con los familiares y otros es a menudo triste porque estan exentos de la perspectiva eterna.

Después que dejamos nuestra primera iglesia cristiana, nuevamente comenzamos a caminar por un periódo de desierto, desilusión en relación y preocupación por las diferencias en la interpretación escritural y la aplicación entre los creyentes.  El Señor nunca nos dejó sin Su paz.  Las contestaciones estaban disponibles.  Nosotros comprendiamos que la membresía en la verdadera iglesia era posible solamente con un nuevo nacimiento, „Respondió Jesús:  De cierto, de cierto te digo, que el que o aciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios” (Juan 3:5).   Encontrar una iglesia local donde pudieramos equiparnos para servir al Señor se lograría en el tiempo del Señor y encotrar un Pastor que tuviera el comprimiso de predicar el consejo completo de las Escrituras.  La Biblia fue dada por Dios para ser leída y entendiad, entorpecida solamente por nuestra vagancia o incapacidad de permitir al Espíritu Santo que nos enseñe todas las cosas.  „Más el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho”  (Juan 14:26).

Los creyentes y los pastores han sido puestos para motivarnos y sostenernos, y cuando ellos sean quitados Cristo siempre será suficiente.

Distinguiendo entre la Palabra de Dios y las tradiciones del hombre ha venido a se run medio de vida.  Reconociendo que los estándares de Dios no cambian con el tiemo y que Su verdad es completamente confiable esto no altera el reto de nuestro tiempo.  Pero provee estabilidad, dirección y esperanza.  Jesucristo es la Palabra de dios y la Palabra es la Verdad.  Si yo no vivo la vida victoriosa de un cristianos, es debido a mi fracaso de vivir dependiendo de los recursos que contínuamente se me facilitan en el Señor Jesucristo>

En Resumen

El testimonio de cualquier cristiano, el trabajo terminado por Cristo en Su muerte, entierro y resurrección aceptado por fe como lo único necesaro para la salvación.  Cada historia, por cierto, es tan única como individual, porque es siempre Dios buscando al individuo, exactamente donde cada uno está.  Yo estoy agradecida por las raíces tan profundas de catolicismo romano en mi vida por mis padres que me dieron vida física y el hogar y las enseñanzas que formaron en mí fuertes fundamentos morales.  Sin embargo, es Dios en Su infinta sabiduría, „Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, alos que conforme a su propósito son llamados” (Romanos 8:28), y su propósito es escoger, llamar, justificar y santificar.  Conformarse con la imagen de Su Hijo, „Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos.  Y a los que predestinó,  a éstos también llamó; y alos que llamó, a éstos también justificó, a éstos también glorificó” (Romanos 8:29-30).

Yo me maravillo en la forma que nuestro Dios pudo transformar los primeros 44 años de mi vida como católica romana, librándome de las ataduras del sistema religioso fundada en las tradiciones de los hombres, y trayéndome a la libertad de conocer al Señor Jesucristo.  Tan sólo se puede decir que fue por la gracia de Dios porque por fu su sierva fue salvada a través de la fe y no por mí, es el regalo de Dios, no el resultado de las obras, de esto nadie puede gloriarse.  Porque yo soy Su trabajo primoroso, creada en Cristo, para buenas obras, que Dios preparó de antemano, para que yo caminara por ellas, (Efesios 2:8-10).

Una añadidura

Dos años han pasado de haber escrito este testamento.  La fidelidad de Dios y la necesidad de vivir con diligencia de acuerdo a la palabra de Verdad es el temor de al vida en relación con el Señor Jesucristo.  siendo librado del castigo del pecado en el momento en que creemos y somos aceptados por el padre en Cristo en su perfecta pureza, no nos libramos de los problemas diarios (Gálatas 5:16), „Digo, pues:  andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne”.  En tiempos de tentación y pruebas, el Espíritu Santo nos trae a la mente las Escrituras que hemos aprendido.  La gracia de Dios y su completa provisión en cada circumstancia nos capacita por el poder del Espíritu Santo, vivir de acuerdo a Sus mandamientos y crecer en santidad.  Su gracia siempre es suficiente para dirigirnos a lo que es imposible fuera del El, (II Timoteo 2:15) „Procura con diligencia rpesentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad”.

El estudio personal de la Palabra continúa siendo parte de la vida de cada miembro de la familia.  Es una bendición de unidad y fortaleza cuando los retos aumentan.  Nuestras hijas ahora son de 24, 22 y 19 años de edad.  Ellas tienen estabilidad debido a que la verdad de Dios es incambiable, mientras que muchos en la sociedad están perdidos en el engaño de mirarse a ellos mismos y nada adelantan.

Mi esposo, Bernie, es  el guía espiritual de vuestro hogar, buscando dirigirnos en sabiduría a través de la Biblia.  El dirige un grupo bíblico de hombres y coordina estudios bíblico durante  los fines de semana con pastores, maestros, y alcanza el ministerio bíblico de la iglesia Duluth.  Más y más decisiones se hacen diariamente debido al crecimiento en el entendimiento de los propósitos de Dios y la necesidad del creyente de hacer todo para Su gloria.

En mi propia vida he aprendido la labor de la mujer en el hogar, ser una ayuda para su esposo, proveyendo un lugar de hospitalidad y tiempos de compañerismo con los creyentes e igual oportunidad de compartir con los no creyentes.  Lo mismo que nuestras niñas se han hecho adultas, los empleos fueran del hogar tienen un segundo lugar para la noble labor que Dios ha dado a la mujer.

Según voy creciendo en el conocimiento de la Palabra de Dios, oportunidades para discipular a otros, y muy recientemente participé en el ministerio de Berean Beacon a católicos romanos ha sido una gran bendición.  Hay un balance en la vida del creyente que reflefa gozo, paz, y frutos, la forma „natural” de vivir de acuerdo a los propósitos de Dios.  Conociendo el porpósito de Dios y viviendo de acuerdo a él, es un reto diario.  Ser fiel es depender de contínuo en Su verdad por todo el camino (Prov. 3:5-6), „Fíate de Jehová de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia.  Reconócelo en todos tus caminos, y él enderezará tus veredas”.  Mientras mi familia y yo hemos crecido, tiempos de fracasos han sido claros.  Fracasos y simples oportunidades han sido parte de nnuestras vidas.  La provisión de Dios es la confesión que nos pone de inmediato en el gozo de adoración y listos nuevamente para empezar de nuevo.  (I Juan 1:9), „Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad”.

Es mi oración que todo el que lea este testimonio venga al conocimiento del Señor Jesucristo.  El es la verdad que libera a toda pesona para que viva abundantemente aquí en la tierra y por toda la eternidad.  (Juan 10:10), „El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia”.

„No que seamos competentes por nosotrosmismso para pensar algo como de nosotros mismos, sino que nuestra competencia proviene de Dios”  (II Corintios 3:5).

„Y poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia, a fin de que, teniendo siempre en todas las cosas todo lo suficiente, abundéis para toda buena obra” (II Corintios 9:8).

„Y a aquel que es poderoso para guardaros sin caída, y presentaor sin mancha delante de su gloria con gran alegría, al único y sabio Dios, nuestro Salvador, sea gloria y majestad, imperio y potencia, ahora y por todos los siglos.  Amén”.  (Judas 24,25).

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