Por Lolly Harding

El tratamiento despiadado a una hábil monja cirujano, adicta a las drogas por un grupo en la Orden Católica médica misionera, me causó a mí el sentirme desilucionada.  Dentro de cada persona descansa alguna experiencia maravillosa de la vida.  Esta es mi historia y los tres angustiosos caminos que yo seguí para conseguir paz y reconciliarme con Dios.

Mi primer camino fue la religión, siendo una monja médico misionera por trece añor.  Luego busqué en vano para lograr ser una enfermera en las Fuerzas Aéreas de los Estados Unidos por seis años y medio.  Finalmente, en el tercer camino, como una ama da casa en un rancho en Texas, donde encontré „la paz que sobrepasa todo entendimiento” cuando acepté al Señor Jesucristo como mi Salvador.  Ahora puedo decir como Jeremías „Jehová se manifestó a mí hace ya mucho tiempo, diciendo:  „Con amor eterno te he amado; por tanto, te prolongué mi misericordia” (Jeremías 31:3).

Mi primer camino:  La religión.

Yo me crié en una familia de seis niños, devota al catolicismo romano en Cascade, Iowa; entré a una orden misionera médica a la edad de dieciocho años.  En mi juventud idealista, mi meta era ayudar a gente menos afortunadas.  Después de dos años y medio, los cuales pasé en un entrenamiento bien estricto, yo hice votos de pobreza, castidad y obediencia.

Después de haber recibido un grado en enfermería de una prestigiosa escuela de enfermería en Washington, D.C., Georgetown University (me enivaron al campo misionero en Rawalpindi, Pakistan).  Mis experiencias en el convento incluían trabajar en un hospital musulmán, y atender jóvenes embarazadas en un hogar para mujeres sin esposos en Philadelphia.

En una ocasión, la hermana Bárbara, una teltosa cirujano, trabajaba incansablemente  casi hasta morir, desinterezadamente atendiendo las mujeres musulmanas.  en ese entonces, en Pakistan, ningún cirujano varón se le permitía tocar a una mujer musulmán ni aún para ser operada con urgencia.  La hermana Bárbara, la única mujer cirujano en la clínica, trabajaba turnos muy extensos hasta el punto de fatiga.  Cuando comenzó a usar Demerol para continuar sus tareas los compañeros  hicieron caso omiso de lo que ella estaba haciendo y pronto se convirtió en una adicta a las drogas.  Cuando yo conocí a la hermana Bárbara, ya era una adicta sin esperanzas, dejada en los terrenos del hospital y no recibía tratamientos, ni se le quitaba del lugar donde había la droga, simplemente fue olvidada.

Después de trece años, estando psicológicamente incapacitada para ajustarme a la vida del convento, solicité un permiso y recibí una dispensación de mis votos.

A la edad de treintaidós años, me fui del convento con una licencia en enfermería, dejando mis votos de monja, un uniforme nuevo, pero conservador, y un hogar regular.  La razón por la cual lo dejé fue la gran desilusión por la hipocresía y falta de amor entre las monjas.  También encontré que sicológicamente era estéril, una vida sin propósitos, las reglas que se imponían en el convento eran anormales, condiciones emocionalmente solitarias.  Sola, sola, yo quería relegar esto a alguien para, eventualmente, salirme de allí.

Mi segundo camino:  Enfermera la Real Fuerza Aérea de los E.U.

Poco tiempo después me uní al cuerpo de enfermería de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos, como Capitana, originalmente estacionada en California.  En mi vida este camino fue emocionante, lleno de vanidades del mundo.  Como una botella abierta, yo me entregué a estas experiencias con el mismo gusto que sentía como monja.  Aprendí a beber, a tener sexo, comprar vanidades y saborear los placeres que el mundo ofrece.

En la superficie, mi misión era muy interesante haciendo viajes a la Base Aérea de Travis, California.  Luego dos años como enfermera aérea en la Base de la Fuerza Aérea en Japón.  Esto fue durante la guerra de Vietnam.  Yo serví como enfermera, atendiendo los hombres heridos que salían de los campos de batalla en Vietnam, hasta los hospitales del Pacífico, deteniéndome en mi casa y seguir para Alaska y California.  Yo ví el mundo y viví una vida salvaje por seis años y medio.

Durante todo ésto, conseguí controlar mi consciente católico y justificar mi estilo de vida.  Yo no tenía paz interna y el rechazo en mi espíritu creció mucho más.

La religión no me había ofrecido nada y, „la lujuria de la carne, la lujuria de los ojos y el orgullo de la vida”, me hacían estar más descontenta.  Me encontré yendo a confesar mis pecados a un sacerdote, pero sin sentir arrepentimiento.

El tercer camino:  El matrimonio:

Durante mi último viaje como mayor en la base Aérea cerca Del Rio, Texas, conocí y me casé con un ranchero velencinario ya jubilado.  Yo renuncié a la Fuerza Aérea y comence a vivir el 3 capítulo de mivida como una ranchera, ama de casa, treinta y cinco millas a las afueras del pueblo.  aunque continuaba en el pecado, yo era una católica nominal, continué, asistiendo amisa, ? a María, y practicaba  todos los rituales de la iglesia.  Mi esposo era un protestante divorciado, y por tal motivo yo no podía recibir los sacramentos (cualquier bien que eso haga).  Esto se supone es una transgresión desde el punto de vista de la Iglesia Católica, peor que todos los años viviendo en fiestas y pecados sexuales con hombres casados.  Después de todo, estos pecados fueron pecados por el sacerdote.  Mi espíritu no estabe en paz, a pesar de vivir en un rancho precioso en Texas.

Continué sintiéndo inquietud en mi alma.  Mi matrimonio no fue lo suficiente como para llenar el vacío en mi espíritu.

Mi introducción a la verdad:

Después de 4 años de casada, fui a una reunión familiar en Iowa.  Yo desconocía que mi hermano mayor era salvo.  El pasó el resto de su vida dándole testimonio a la familia y a los amigos y a todo aquel que estaba ciego a la verdad; por su devota posición católico romana.  Mis hermanos me advirtieron sobre mi hermano que era („gusano bíblico”) antes de yo llegar.

Debido a la indoctrinación Jesuita, ahora era mi oportunidad para enderezarlo.  Mi hermano reunió a toda la familia en el comedor y abrió la Biblia Reina Valera.  Yo no dije nada y puse al lado el vaso lleno de martini, y lo escuché llena de asombro y confusión.  Me hermano le dijo a la familia, „que tan sólo había un mediador entre Dios y los hombres, el Señor Jesucristo” ( I Timoteo 2:5), y que todos estábamos encaminados hacia el infierno.  Nos dijo; que estabamos confiando en la Iglesia Católico Romana, adorando a María (un sustituto falso para Jesucristo), celebrando la misa, (una mofa canibalística de la muerte del Señor Jesucristo), y practicando la vida sacramental católica con sus muchos errores anti-bíblicos doctrinales como el purgatorio.  De acuerdo a las enseñanzas católicas, el purgatorio es el lugar donde tu vas después de haber muerto para quemarte; hasta que Dios decide que haz sufrido lo suficiente, y luego entras al cielo.  ¡Qué engaño!  ¡Eso, no está en la Biblia!  Mi hermano enfatizó que la salvación es un regalo de Dios, es gratis, lo único que tienes que hacer es aceptar al Señor Jesucristo como tu Salvador.  En Romanos 10:9 dice: „que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo”.  Noe es necesario hacer penitencias como lo enseña la Iglesia Católica Romana.  Esto fue un concepto muy chocante y yo me sentía confundida.

El día siguiente, mi hermano abrió la Biblia nuevamente y me mostró la falacia de la Iglesia Católica Romana en casi todas las cosas que yo había considerado como infalibles por cuarenta y cuatro años.  Psicológicamente, yo estaba tan segura y tan atada a la Santa Madre Iglesia, que casi me ví obligada a rechazar las verdades tan obvias que mi hermano presentaba.  Regresé a mi hogar en Texas muy confundida.  Yo me preguntaba: ¿cómo es posible que la iglesia que yo he amado y en la cual he confiado completamente sea tan anti-bíblica y llena de mentiras?  Yo nunca me atreví a cuestionar a la iglesia que reclamaba el poder de perdonar los pecados y ser el único camino para llevar al cielo o al infierno.  Me sabio hermano, me recomendó leer el Evangelio de Juan y la Espístola de Pablo a Romanos, la cual enseña claramente „mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros”.   (Romanos 5:8) „Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo”.  También mencionó a Efesios 2:8-9, „Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras para que nadie se glorie”.

La Verdadera Libertad:

Muy profundo en mi alma, le pedí al Señor me sacara de mi vanagloria.  La paz que sobrepasa todo entendimiento fluyó en mi ser por primera vez en mi vida.  Los grilletes de todos esos años en esclavitud en la Iglesia Católica lentamente se derrumbaron; y yo comencé a conocer la verdadera libertad de una hija de Dios.  Yo era una nueva criatura en Jesucristo.  Esta nueva vida en Crsito es lo más maravilloso de los milagros.  Después de estudiar mi Biblia, Reina Valera por años, este milagro se ha aclarado más.  El regalo de la salvación, que es la vida eterna, no es un proceso, sino un sólo camino en la familia de Dios.

Un llamado urgente:

Mis queridos amigos católicos, les ruego que hagan lo que yo hice.  Ven a Jesucristo como un alma perdida y confía en su sacrificio, derramando Su sangre en el calvario y pagando por tus pecados.

El tomó tu lugar en la cruz para pagar por los pecados de todo el mundo.  Recibe este regalo de vida eterna de El, aceptándo su pado completo por tus pecados a través de Su muerte y resurrección.  La Iglesia Católica te ha privado de Su simple plan de salvación y lo ha sustituido por tortuosas obras.  No hay necesidad del sacrificio pagano que se hace en la misa o el sacrilegio de confesar tus pecados a un sacerdote.  El Señor Jesucristo te espera, como lo hizo conmigo cuando yo era católica romana, para que creas en El para salvación.  Una vez salvo, el Señor no nos abandona.

En Su Palabra hay provisión para el aprendizaje y crecimiento.  Estudiando la Biblia correctamente, nos protegemos de las sectas que parecen tan lógicas y atractivas.  El Señor es fiel para darnos todo lo que necesitamos.

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