Por Doreen Eberhardt (D’Antonio)

“Hay un camino que parece recto para el hombre, pero su fin es camino de muerte” (Prov. 14:12)

Mi deseo de servir a Dios

Yo nací y me cié en una familia católica. Mi madre era muy devota.  El punto llegó a mi vida cuano yo quise servirle al Señor de una manera especial.  Desde que yo era católica, l aúnica manera que conocí era entrando al convento.  Decidí entrar a las Hermanas de la Caridad.  Esta Orden me atraía porque eran muy amigables, oí que yo podía ser feliz y servirle al Señor de la manera que El quería que yo le sirviera.  Desde el momento que entré, me dijeron que yo o merecía esta “Sagrada Vocación” y que no permanecería por mucho tiempo si no daba el grado a todos sus estándares.  Yo determiné ser una buena Hermana de la Caridad.  Sin embargo, no se me hizo muy tardío el darme cuenta de lo que es la vida en el convento.  En vez de paz, harmonía y trabajar juntas, yo encontré contención, murmuraciones, argumentos y muchas cosas desagradables y tensión en el ambiente.

Un sistema falso de obras

Mientras estaba en el convento, me preparé para ser maestra.  Todos los días recibía instrucciones de cómo ser una buena y efectiva herman, y luego teniamos una segunda lección sobre las doctrinas católicas, tales como la misa sacramentos, rosario, infalibilidad del Papa, etc.  Estas doctrinas comenzaron a ser sin importancia para mi, como sistema complicado de trabajos, sacrificios y penitencias que se ponian juntas, esperanzada de poder llegar al cielo más rápido, pero sin la seguridad de llegar al cielo tan pronto muriera.  Diligentemente comencé a orarle a Dios para que me aumentara la fe, para que yo no dudara de las enseñanazas de la Iglesia Católica.  Sin embargo, yo me mantuve en esta situación por unos años, día a día no importando lo que pasaba.  Yo todavía creo que yo tengo que ganarme la salvación, pero no es así, como leemos en Efesios 2:8-9, “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros: es el regalo de Dios: No de obras, para que nadie se gloríe”.

En el convento nos mantienen ocupadas para que no podamos tener suficiente tiempo para pensar sobre la falsedad del sistema.  La camapana suena a las 5:30 de la mañana, siguiendo una hora y media en la capilla en oración formal, después la misa, luego coros, clases de colegio, meditaciones y el rosario.  Cada uno recibe un lavado de cerebro con las ideas de la Iglesia Católica, tales como las oraciones a María, pidiéndole que inerceda ante Dios por nosotras y llamándola “la madre de Dios”.  Nosotras, fielmente usamos los escapularios para ayudarnos a pasar por el purgatorio.

Guiadas por miedo

Usted no está autorizado para decirle a su familia o amigos lo que realmente pasa dentro del convento.  Todo debe ser presentado como un cuadro rosado, y todo el sufrimiento, dolor, enfermedades e infelicidad guárdela dentro de usted.  Usted es robatizada a pensar, actuar, hablar y hacer lo mismo, todo al mismo tiempo.  Es el aspecto del miedo lo que mantiene a las jóvenes en el convento, miedo de dejar la “verdadera Iglesia”, como los católicos suelen decir, y posiblemente arriesgando su oportunidad de entrar al cielo.  Usted nunca es enseñado a pedirle a Cristo ayuda o darle gracias a El.  Siempre tiene que orarle a María, José, o algún otro “santo” como a Antonio, Judas etc.  En el convento hay mucha superstición.  Por ejemplo, ellos ponene una estatua de San José en el obrde de la ventana para que no llueva, pero simepre llueve.  Ellos ponen una estatua de María en la lavadora de platos para que continúe trabajando, pero siempre continúa rota.  En la Biblia en Deuteronomio 16:22, leemos, “ni te levantarás estatua, lo cual aborrece Jehová tu Dios” y en Exodo 20:4, “No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra”.  ¿Usted se puede imaginar tal supestición en el siglo XX?

Tradición sobre la verdad

El rosario nunca ha contestado ninguna de mis oraciones, como supuestamente hizo para los demás.  Gracias a Dios, ahora veo el por qué.  Mateo 6:7 dice; “Y orando, no uséis vanas repeticiones, como los gentiles, que piensan que por su palabrería serán oidos”.

La confesión nunca me dio ese sentimiento de limpieza como lo hizo para los demás.  Ahora veo el por qué.  En Romanos 14:12 dice; “De manera que cada uno de nosotros dará a Dios cuenta de sí”.  Nosotros somos responsables delante de Dios, no delante de u;n sacerdote, por nuestros pecados.  Gracias a Dios por Su misericordia, al poner en mi la duda en esos años en el convento.  Recibiendo la “Hostia” en la misa, la supuesta sangre y cuerpo del Señor Jesucristo, como fuimos enseñadas, nunca me ayudó a fortalecer me fe.  Fue tan sólo un pedazo de “wafer” seco para mí. No había nada de qué sostenerse en eso que era real.  En Colosenses 2:8 nos advierte a nosotros.  “Mirad que nadie os engañe por medio de filosofías y huecas sutilezas, según las tradiciones de los hombres, conforme a los rudimentos del mundo, y no según Cristo”.  Pero los Católicos Romanos insisten que la tradición es mejor que la Palabra de Dios.  Según van pasando los años, yo continúo en mi estado de no arrepentimiento delante de Dios, porque todavía no he dpodido ver que la salvación es solamente a través de Cristo.

Oración contestada

En enero de 1972, yo empecé en un despertar hacia la verdad.  Le pedí a Dios que me dijera si yo debía quedarme en el convento o no.  Dios me mostró que debía dejarlo y El me bendijo por primera vez en todos esos años con paz en mi corazón y felicidad y relajamiento de mente.  Cuando le dije a mi superior de mi decisión, me dijo que yo estaba emocionalmente afectada y no podía hacer tal decisión por lo menos en tres o cuatro meses.  Me dijeron que mis padres ya no me amarían si yo me iba, y que no exigiera respeto si no usaba el hábito de las monjas.  Pero yo continué orando para que Dios me liberara de ese lugar.  Yo no sabía que mis padres eran salvos y que le estaban pidiendo a Dios que me sacara del convento.  Ellos no querían una casa dividida, y oraban que sus únicos hijos (los dos en la vida religiosa) que también fueran salvos por la infinita misericordia de Dios.  Ellos creían en Hechos 16:31 “Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo” después de muchos días en oración, mi superiora finalmente, me dijo que si eso era lo que yo quería en realidad, que me fuera.

Salvación por medio del Señor Jesucristo

Dejé el convento en febrero 1, 1972.  Cuando llegué a la casa, yo estaba en un estado de confusión que lloré sobre mis pequeñas cosas.  Me fui por completo en contra de Dios, yo no quería saber nada sobre la religión.  Yo sentí que mi mundo se derrumbaba y estaba temerosa del mundo de afuera.  Mis padres habían sido salvos bajo el ministerio del Rev. Alex Dunlap en enero 17, 1972.  Ellos continuaron viviendo su nueva vida cristiana como antes de yo haber venido al hogar.  Me entusiasmaron para que yo fuera a la iglesia con ellos, entonces fui a su iglesia (Cedar Grove Church, una iglesia de predicación fundamental bíblica), pero tan sólo ser amable en la casa y no ocasionar fricción.  Mi madre oía a Oliver B. Green y su estudio bíblico en las mañanas, y yo escuchaba para ser amable.

Finalmente, a través de una profunda preocupación y muchas oraciones de los cristianos de la iglesia de mis padres, yo me dí cuenta, seis semanas más tarde, que yo era una pecadora.  Sin la preciosa sangre de Cristo, que fue derramada en la cruz por mí, con seguridad yo iría a la eterna condenación, si yo no aceptaba al Señor Jesucristo como mi único y suficiente Salvador.  Yo dejé que Cristo mandara en mi vida, yo lo recibí en mi corazón y El me ha salvado de mis pecados.  Ahora yo sé, que cuando muera, iré derecho al cielo y estaré con mi Señor y Salvador Jesucristo.

El mensaje final

Ahora que usted ha leído esta historia de cómo Cristo me salvó, yo oro para que usted, también, reconozca su naturaleza pecaminosa, “Porque todos han pecado y están destituidos de la gloria de Dios” (Romanos 3:23) y reciba a Cristo como su Señor y Salvador.  Yo glorifico a Dios por haber salvado toda mi familia.  Mi hermano, Frank, quien estaba estudiando para sacerdote ahora predica la Palabra de Dios en vez de las tradiciones de los hombres.  El ha encontrado en la Biblia en Timoteo 2:5 que “tan sólo hay un Dios, y mediador entre Dios y los hombres, el Señor Jesucristo” este mediador no es un sacerdote Católico Romano, como las doctrinas católicas enseñan.

Si algún padre leyendo este testimonio tiene un hijo o una hija en la vida religiosa, yo le ruego que los saque de ese sistema.  Ha pensado usted seriamente donde pasará la eternidad?  Hay tan sólo dos lugares: en el cielo con Cristo o en el iniferno con el catolicismo y sus obras.  Yo estoy segura que usted ha recibido regalos de familiares y amigos, y usted generosamente ha aceptado los regalos con placer y gozo.  Dios también le ofrece gratuitamente el regalo de la vida eterna…”El regalo de Dios es la vida eterna a través del Señor Jesucristo” (Romanos 6:23). “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que dio a su único Hijo, para que todo aquel que en el cree no se pierda, más tenga vida eterna” (Juan 3:16).

“He aquí ahora es el tiempo aceptable; he aquí ahora el día de salvación” (II Cor. 6:2).  Acepta al Señor jesucristo, tu regalo de Salvación, ahora.  El es el único camino.  “Yo soy el camino, la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, si no es por mí” (Juan 14:6).

Después de cinco y medio años en el convento, ahora estoy sirviéndo a mi precioso Señor y Salvador como misionera a través del “Gospel Outreach”, Inc. P.O. Box 905, Taylors, SC 29687 -0905.  Por favor comuníquese conmigo en caso de que necesite información adicional.

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