por Richard Bennett
Traducción al Español por Olga M. Viñas
El 8 de Octubre del 2000, el Papa Juan Pablo II, bajo el asumido título de Vicario de Cristo, consagró al mundo y al nuevo milenio a “María la Más Santa.” 1 Este “Acto de Consagración a María la Más Santa” de lo que pertenece sólo a Dios es una mofa al Primer Mandamiento. El acto oficial y ofensivo del Papa debería advertir a los Cristianos que mientras el Papa formalmente reclama ser “el verdadero vicario de Cristo,” 2 el está, en hecho, oponiéndose a Cristo por falsa adoración. Lo que es igualmente serio es el título bajo el cual él actúa y realiza la misma. El Verdadero Vicario de Cristo es el Espíritu Santo. Él solo es enviado a tomar el lugar del Señor, testificándose no sólo a Si mismo, pero a Cristo. (Juan 15:26) La gravedad de enseñar y pretender actuar en este divino rol es denigrar a la divina Persona que es el Espíritu Santo. El Anticristo es también anti Espíritu Santo.
Con seguridad en sí mismo, el 5 de Septiembre del 2000, la Iglesia de Roma demandaba, “…la misma plenitud de gracia y verdad [del Señor Jesucristo sólo] fue confiada a la Iglesia Católica.”3 Mientras imitaba Su divina prerrogativa, ésta explícitamente hablaba en contra de Cristo, el Único que es Todo Gracia y Verdad. Las Escrituras declaran que es necesario creer en el Señor Jesús Cristo solamente, del Cual uno recibe “…la abundancia de la gracia y del don de la justicia.”4 Sobre y en contra de Él está el presente decreto de Roma, “La Iglesia afirma que para los creyentes los sacramentos de la Nueva Alianza son necesarios para la salvación. ‘la gracia sacramental’ es la gracia del Espíritu Santo, dado por Cristo y propias de cada sacramento.”5 Lo que no se dice aquí es que físicamente los sacramentos de Roma, firmemente agarrados en las manos del Pontífice y declarados indispensables, están de ese modo sustituidos por el Señor de la Gloria y Su Evangelio. Sin vacilar, en estos tiempos, también, la Iglesia de Roma ha mantenido el Unum Sanctum, “Declaramos, decimos, definimos y proclamamos a cada ser humano que ellos por su necesidad de salvación están totalmente sujetos al Pontífice de Roma.” 6 Dependiendo en estas señales físicas en lugar de la directa fe en el Señor Jesús Cristo es la decepción del papado, quien subjetivamente reflejan la fe de la persona de Cristo a las señales que son reclamadas son poderes.7 Aún más, existen muchos otros eventos en donde el Papa oficialmente contradicho al Evangelio, como en fecha 13 de Mayo de este “Año 2000 del Jubileo.” Existen también eventos históricos en donde se revelan horrendos pecados, como lo es la ahora documentada participación del Papa Pío XII en el reino de muerte de Hitler.8 Estas cosas deberían hacer que los Cristianos consideren cuidadosamente si sus ojos han visto en el Oficio del Papado la línea del hombre que las Escrituras llama El Hombre de Pecado¾por la cual el Papado imparte el título de Vicario de Cristo a su Papa.
Un Sólo Señor, Un Sólo Padre Santo
La Iglesia de Roma con autoridad enseña que su Soberano Pontífice es adecuadamente llamado “El Más Santo,”9 y “el más santo de los Pontífices de Roma.” Esto, conjuntamente con los títulos usuales de “Padre Santo”10 y “Vicario de Cristo” es el sentido total de la definición del Anticristo dado por el Apóstol Juan, “Quién es el mentiroso, sino el que niega que Jesús es el Cristo? Este es anticristo, el que niega al Padre y al Hijo.”11 El Papa, al asumir estos títulos para sí mismo, está en contra del Señor Jesús Cristo y el Padre Santo que está en los cielos, haciéndose pasar como poseedor de estos mismos oficios. Dicha altanería también descaradamente rompe con la Ley del Nuevo Pacto del Cristo, “Y no llaméis padre vuestro a nadie en la tierra; porque uno es vuestro Padre, el que está en los cielos.” 12 Cristo Jesús declaró, ” … porque uno es vuestro Maestro, el Cristo, y todos vosotros sois hermanos.”13 El Papa se declara a sí mismo “El Más Santo,” “Santo Padre,” y “el verdadero vicario de Cristo.” El reclamo del Papa es similar al reclamo que se encuentra en Isaías 14: 14, “Y seré semejante al Altísimo.” Las Escrituras hablan de aquel que negaba al Padre y al Hijo al sumir los títulos de ambos. En las palabras de las Escrituras proclamamos, “Quién no te temerá, Oh Señor, y glorificará Tu nombre? Pues sólo Tú eres Santo; por lo cual todas las naciones vendrán y Te adorarán…” 14
Los orígenes históricos del Anticristo
A través de la historia, las circunstancias que envuelven la venida y el carácter de Cristo ha correspondido tan brillantemente a la profecía, que en el pasado los hijos de Dios adoraban Su nombre por este. De la misma manera, el rebaño del Señor le dio las gracias a Él por claramente mostrarles el Anticristo.
El Señor Mismo confirmó el entendimiento de que se cumpliría con el rol del Anticristo cuando Él les dijo, “…porque viene el príncipe de este mundo…”15 De igual forma, Jesucristo dijo, “Yo he venido en nombre de mi Padre, y no me recibís; si otro viniere en su propio nombre, a ése sí recibiréis.”16 Juan el Amado, continuando en los pasos de su Maestro, enfáticamente nos señala, “…oísteis que el anticristo viene…”17 Juan confirma que mientras existían oponentes contemporáneos de Cristo (muchos ant icristos), estas fuerzas de oposición eventualmente se centrarían en una única entidad.
Contrario a los fallos en las creencias populares, los papas no son sucesores del Apóstol Pedro. Ellos son, sin embargo, los sucesores del Emperador Romano. La historia nos muestra que el Emperador Justiniano oficialmente concedió el título de “Supremo Alto Sacerdote” en el obispo de la iglesia en Roma en el Siglo VI.18 Por lo tanto, el oficio de “supremo alto sacerdote” de la Iglesia Católica Romana, perpetuada ahora por cerca de 1,500 años, provino de una fuente secular apóstata, en lugar de aquel que la Biblia proclama como único y Supremo Alto Sacerdote, el Señor Jesucristo; designado por Dios. El Emperador pagano Justiniano también impartió en el obispo de la iglesia de Roma el juicio del mundo Cristiano, cuando el obispo de la iglesia de Roma fuera reconocido como Papa, levantándose como Cabeza Espiritual del pagano Imperio Romano. El conocimiento y la autoridad de este dato histórico por sí sólo debería ser visto como una designación clara del Anticristo.
La nube de los testigos de la Historia Cristiana
Desde los tiempos de la persecución de los Balduinos y los Valdenses, y a través de la prolongada era de la Inquisición, los Lombardos, los Bohemios, y los creyentes de la Reforma, comprendieron tanto el Oficio de Cristo y su contendiente, el Anticristo. El celo y coraje de muchos de estos mártires estaba basado en su convicción de que ellos estaban evidenciando al Anticristo. Hoy día, sin embargo, es “religiosamente correcto” declarar la ignorancia personal de la identidad del Anticristo. Según el movimiento ecuménico gana tiempo, es imperativo recuperar el entendimiento Bíblico de las profecías contenidas en las Escrituras, las cuales han sido y con las cuales se continúa jugando a través de los tiempos, en vez de simplemente relegarla a un período cataclismito futuro.
Los viejos creyentes de la Biblia reconocen a la institución Católica Romana como el Anticristo. Esta identificación era conocida y compartida aún a través de la Edad Media por, entre otros, Dante Alghieri, Juan Wycliff, Juan Huss, y Savonarola; durante La Reforma, por Martín Lutero, Guillermo Tyndale, Juan Calvino, Tomás Cranmer, Hugo Latimer, Nicolás Ridley, Juan Bradford, y Juan Foxe; en el Siglo XVII y XVIII, por Juan Bunyan, los traductores de la Biblia King James, y por los hombres que publicaron las Confesiones de Fe de la Iglesia de Westminster y Bautista; Sir Isaac Newton, Jonathan Edwards, George Whitefield, John Wesley; y en años más recientes, por Charles Spurgeon, Obispo J. C. Ryle y Dr Martyn Lloyd Jones. Todos estos hombres y muchos más conocían la precisión de las Escrituras en referencia tanto a Cristo como al Anticristo. La Palabra Escrita se ha ido cumpliendo a través de la historia, tanto en lo bueno como en lo malo. Como un guante de seda sobre la mano, así mismo los eventos visten la historia profética en La Escritura. Hoy, es “religiosamente correcto” refrenarse de hablar sobre el Anticristo, excepto en un algún escenario fu turístico que no puede ser analizado ya que el mismo no ha ocurrido. Esto es una aplicación del “principio de la tolerancia” de hoy, que ha cegado a todos de la verdad filosa de la asertividad y señalamiento de la espada Bíblica. Dicha tolerancia defiende que las advertencias que nos hicieron Cristo y los Apóstoles Juan y Pablo no deben ser tomados en cuenta históricamente, más bien aplicados a algún futuro líder político al final de los últimos tiempos. Mientras muchas enseñanzas Bíblicas modernas asumen un futuro líder político que se convertirá en el Anticristo, el Anticristo Bíblico es primero un apóstata, y luego un político, sólo desde su trono apóstata de poder. Esto perfectamente describe a cada Papa Católico Romano en su oficina Pontifical.
Este artículo trata particularmente con 2da. Tesalonicenses 2:3-12, uno de los muchos textos que revela al Anticristo y que sirve de introducción a los otros textos.
El Hombre de Pecado se hace visible
El Apóstol claramente nos dice, „Nadie os engañe de ninguna manera; porque no vendrá sin que antes venga la apostasía, y se manifieste el hombre de pecado, el hijo de perdición.” (v. El Hombre de Pecado aparecerá como consecuencia de “haberse apartado,” o “apostasía”. Claramente, habría de haber una apostasía a gran escala que resultaría en la manifestación del Hombre de Pecado. La apostasía sólo puede presentarse en la iglesia profesante de Dios, ya que debe haber algo de la cual se debe apartar. El embrión de la iniquidad que la llevaría a esta apostasía y a la revelación del Hombre de Pecado estaba ya siendo trabajado en los días de los Apóstoles—así que el dijo, “…ya está en acción el misterio de la iniquidad…” (v. 7) Las Escrituras en otros lugares nos habla del misterio de la piedad divina, “grande es el misterio de la piedad divina; Dios fue manifestado en su carne…” (I Timoteo 3:16) Por contraste, en 2da. De Tesalonicenses 2:7, lo exactamente opuesto se dice de, “…el misterio de la iniquidad,” esto es, la revelación del Hombre de Pecado, el Hijo de la Perdición.
El “misterio de la iniquidad” pronto sería por sí misma evidente visible en la forma del Hombre de Pecado. El resultado de esta apostasía sería “apartado de toda verdad y con engaño” Dicha apostasía sería marcada, no por una abierta hostilidad, más con hipocresía y engaño, a lo que el mundo parece ser verdadero y santo. Apostasía por definición es: duplicidad y falsedad, una separación y defección del Evangelio y de la verdadera piedad divina.
El “quién” y el “qué” que ata al Hombre de Pecado (vv. 3, 6, & 7)
Había algo que retenía o entorpecía la aparición del Hombre de Pecado, una restricción que evitaba que se hiciera aparente. Note esta restricción como un algo, un “qué” en el versículo 6, y una persona, “El,” en el versículo 7. La inusual reserva del Apóstol de reveler la identidad de esta restricción debe de ser notada, aunque el claramente entiende que los Tesalonicenses entenderían cuando el dijo, “Y ahora vosotros mismos sabéis que es lo que está atado….” De gran importancia es el origen histórico de la segunda carta a los Tesalonicenses, la cual se nos describe en Hechos 17:1-10. En esta, los eventos que sucedieron cuando Pablo estaba en Tesalónica antes de escribir esta carta se explican. En aquellos tiempos, los Judíos presentaron un cargo político en contra de Pablo y Silas, “…estos todos hacen lo que es contrario a los decretos de César, diciendo que existe otro rey, uno que ellos llaman Jesús.” Éste no era un cargo religioso, pero uno en contra de “César,” esto es, el Imperio Romano. Todo esto estaba claro para los Apóstoles y para los Tesalonicenses. Si los Apóstoles hubieran escrito que la restricción provenía del Imperio Romano, parecería que el estaba apoyando una revuelta política. El “qué” del versículo 6 y el “Él” del versículo 7 lo hacía abundantemente claro para los Tesalonicenses de que el estaba hablando del Imperio Romano y de su Emperador, respectivamente. El Imperio Romano y el Emperador providencialmente impedían la aparición del Hombre del Pecado por un tiempo.
Para conocer el tiempo, por lo tanto, en el cual el Hombre de Pecado hará su aparición, el pasaje complete (del versículo 1 al 12) deberá tomarse en contexto. El Hombre de Pecado, como se menciona, aparece al momento de removerlo a el “quien ahora lo tiene atado” (v.7). En el versículo anterior, Pablo recuerda a los creyentes “…ahora ustedes saben qué es lo que lo mantiene atado a él.” Qué era lo que los creyentes de entonces sabían? Ellos sabían que el Imperio Romano mantenía todo y a todos vigilados. En la mente de los Tesalonicenses, Roma y sólo Roma, los restringía. (Lo que los antiguos creyentes como Tertulio y Jerónimo creían con tal convicción está documentado.)19 El curso de la historia con precisión ha dado cumplimiento a lo que se ha plasmado en las Escrituras. Primero, el Emperador Constantino quitó el trono del imperio y lo asignó a Constantinopla. Esta remoción le brindó toda la oportunidad que pudiera ser deseada para el crecimiento de aquellos obispos de Roma que buscaban el poder. Las corrupciones internas y las presiones externas destruyeron el Imperio. Fue sólo después del rompimiento del Imperio Romano que el Papado ganó ascendencia sobre los poderes civiles, y el Hombre de Pecado se hizo más aparente. Cuando el Papado Romano adquirió el dominio que el Imperio había poseído por siglos, que era la regla tanto en las esferas civiles y religiosas, entonces el Anticristo fue visto y reconocido por los Balduinos y otros. En toda la historia, es difícil encontrar la serie de eventos que correspondan con mayor precisión con una verdad profética que esta.
El lugar en donde el Hombre de Pecado aparece
El Apóstol enumera, sin duda alguna, el lugar en donde el Hombre de Pecado se hará visible, „el cual se opone y se levanta contra todo lo que se llama Dios, o es objeto de culto; tanto que se sienta en el templo de Dios, haciéndose pasar por Dios” (v. 4) El aparecería en el “templo de Dios.” La palabra “templo” es constantemente utilizada por el Apóstol para describir a los mismos hijos de Dios. Por ejemplo, “Si alguno destruyere el templo de Dios, Dios lo destruirá a él; porque el templo de Dios, el cual sois vosotros, santo es.”20 Esto testifica que el Hombre de Pecado provendría desde dentro del pueblo de Dios como resultado de apartarse, i.e. la apostasía, que se describe en el versículo anterior.
Presentándose a sí mismo como Dios
La autoridad y verdad de La Palabra de Dios Escrita es de tal importancia que la Escritura declara, “… porque has engrandecido Tú nombre, y Tú palabra sobre todas las cosas” (Salmos 138:2). El Señor Jesucristo dijo, “…la Escritura no puede romperse,” hablando sobre el carácter absoluto de la Palabra de Dios Escrita que El ha engrandecido sobre Su nombre. Mientras muchos no están conscientes de esto, la sustancia de 2da. Tesalonicenses. 2:4 es tanto la reclama oficial como la práctica del Papado. Esto está documentado en fuentes primarias Romanas Católicas. El versículo 4 se nos enseña, “…el cual Dios se sienta en el templo de Dios, haciéndose pasar por Dios.” Consistentemente en las enseñanzas y en la práctica Católica Romana, el Papa es llamado “Su Santidad”. Dicho título se aplica solamente a Dios. Dios es el único Ser cuya naturaleza es santa.21 Con referencia al título “Su Santidad” asumido por el Papa, la Iglesia Católica Romana reclama los siguientes divinos atributos:
“El Supremo Pontífice, en virtud de su oficio, posee la autoridad infalible de enseñanza para, que cuando, como supremo pastor y maestro de todos los fieles…él proclame con un acto definitivo que una doctrina de fe o moral debe ser tomada como tal.”22
En el reclamo papal como la “infalible autoridad de enseñanza”, es la misma infalibilidad de Dios la que se pone en juego. Así que el reclamo oficial de Roma exalta al Papa “sobre todo lo que es llamado Dios.”23
De la misma manera, la ganada justicia de Cristo Jesús luego de la Resurrección le dio a Él “Toda potestad … en el cielo y en la tierra” (Mateo 28:18). El reclamo papal es oficialmente expresado de esta forma, “El Papa goza, por instituc ión divina, de una potestad suprema, plena, inmediata y universal para cuidar las almas.’”24
En esta afirmación de un poder que se le ha dado al Señor Cristo Jesús solamente, el Papa de nuevo se exalta a sí mismo “sobretodo lo que es llamado Dios”. Cuántas infidelidades matrimoniales son necesarias para que una persona de sentido común denuncie el adulterio? Cuántas más blasfemias oficiales se necesitan para que la persona que se llama a sí misma “Su Santidad” sea identificada correctamente como el “Hombre de Pecado?”
Extravagantemente, aparentemente, sin temblor, el Oficio Católico Romano del Papado por sí sólo cumple con el texto y con la definición de los Tesalonicenses para el “Anticristo”. Es importante notar que la palabra Griega para anticristo en la Biblia significa no simplemente en contra de Cristo, pero más significativamente, sustitución por Él. Que el Papado, en un sentido real, haya estado viviendo los dos significados en Griego de la misma palabra, uno que está en contra del Señor Jesucristo al hacerse pasar por Él para tomar su lugar, es visto en su intención de usurpar Su poder y posición como Profeta, Sacerdote, y Rey. El total y supremo poder pertenece únicamente al Dios-hombre, Cristo Jesús, Quien actúa libremente en cada uno en Su iglesia. Esto es evidenciado en Efesios 1:22-23, “Y sometió todas las cosas bajo sus pies, y lo dio por cabeza sobre todas las cosas a la iglesia, la cual es su cuerpo, la plenitud de Aquel que todo lo llena en todo.”
La Iglesia Católica Romana pretende tomar para sí misma Su Divina posición, de acuerdo con su enseñanza oficial, “El Pontífice Romano, en efecto, tiene en la Iglesia, en virtud de su función de Vicario de Cristo y Pastor de toda la Iglesia, la potestad plena, suprema y universal, que puede ejercer siempre con entera libertad”25 El es el peor y el mayor enemigo de Cristo, quien bajo la pretensión de servicio a Cristo presume no tomar en cuenta Sus especiales oficios cubriendo la usurpación de Su posición y poder.
La maldad dentro del sistema Católico Romano ha crecido tal alarmante proporción que es difícil de seguirle la pista a todas las evidencias documentadas. Mientras la convicción en referencia a la naturaleza de esta iglesia apostate proviene de La Palabra de Dios, la maldad de los días actuales muestran el misterio de la iniquidad trabajando.
Capitulación de mente y voluntad
La ley de Roma demanda sumisión de la mente y de la voluntad hacia aquel “…que se hace pasar por Dios”. La ley oficial de la Iglesia Católica Romana, enuncia la necesidad de someter sus más preciadas facultades, aquella de su mente y su voluntad, no a Dios Mismo, más al Pontífice de Romano.
“Un respeto religioso del intelecto y de la voluntad, aún cuando no sea el consentimiento de la fe, debe ser prestada a la enseñanza la cual el Supremo Pontífice o el colegio de obispos enuncian sobre la fe o la moral cuando ellos ejercitan el auténtico magisterio, aún cuando ellos no intenten proclamarlo con un acto definitivo, por lo tanto, los fieles Cristianos deben tener mucho cuidado a lo que no esté en armonía con esas enseñanzas.”26
No sólo Roma demanda esto, más también en el Canon 1371 esta decreta que la consecuencia de no obedecer es castigo con una “justa penalidad”.27
Para presumir tomar el lugar de Cristo Mismo como Profeta, Sacerdote, y Rey, así como para presumir actuar en Su persona, es claramente el equivalente a “sentarse como Dios en el templo de Dios, haciéndose pasar por Dios.” Y este es exactamente el reclamo documentado de la Roma Papal. La enseñanza impartida en Roma en su Ley del Código Canon deja afuera algunos dientes en su reclamo de extraer la sumisión y la promesa de pena a aquellos que fallen en los asuntos de obediencia.
El propósito e intención del Hombre de Pecado
El Apóstol Pablo deliberadamente aparenta utilizar términos que generalmente se refieren al Anticristo: “revelado,” “se acerca,” y “misterio,” para describir las obras del Hombre de Pecado. Esto nos indica que el diseño de Satanás es el de reemplazar a Cristo con su propio hombre. El objetivo descrito se encuentra en el versículo 4, “El cual se opone y se levanta contra todo lo que se llama Dios o es objeto de culto; tanto, que se sienta en el templo de Dios como Dios, haciéndose pasar por Dios.” Esto, como fue aquí documentado, es el reclamo y la ley de la Roma Papal. El versículo 9 nos describe cómo el ayudante de Satanás se manifestará, “Aún este impío, que es obra de Satanás, irá acompañado de hechos poderosos, señales y falsos milagros.” El Hombre de Pecado vendrá acompañado de todos los poderes, señales y falsos milagros, “…con todo engaño de iniquidad y falsedad….”28
Así como el Señor hizo milagros a través de los Apóstoles para confirmar sus posiciones, así mismo Satanás trabajará con el Anticristo, endorsando su alegada posición con falsos milagros diseñados para hacer caer el Evangelio. El Hombre de Pecado es tanto un intento de la personificación de Cristo, como un contraste de Él. Él (Satanás) intenta ocupar Su (Dios) posición, pero él (Satanás) es totalmente diferente a Él (Dios). Él (Satanás) ha usurpado Su (Dios) posición, y Su prerrogativas (Dios) y lejos de verdaderamente representarlo a Él (Dios), él (Satanás) representa Su (Dios) mayor enemigo. Como Cristo actúa para Dios, igualmente actúa el Hombre de Pecado para Satanás, quien efectivamente lo utiliza a él para este propósito específico, por lo que la venida del Hombre de Pecado es “luego de la obra de Satanás”.
El propósito e intención del Hombre de Pecado se nos suple también en su segundo nombre, “hijo de perdición”. La referencia es dada a Judas, quien pretendió ser un discípulo de Cristo aún cuando traicionó al Hijo del Hombre con una señal de amor y lealtad. El Hijo de Perdición es un enemigo secreto mientras se cubre con lazos de amistad, un conocido confidente, más es un enemigo fatal que traiciona con un beso aún cuando el dice que sirve al Señor y Maestro. El es Judas cuya venida deberá ser “luego de la obra de Satanás,” con “falsos milagros”. Estos que están bajo él están bajo la influencia de “fuertes engaños”. Por su propia parte, ellos “no han recibido el amor de la verdad”, más bien han tomado “placer en la maldad.” En una negación al Evangelio de Cristo, en fecha 13 de Mayo, 2000, el Papa Juan Pablo II, endorse la identidad y origen de la visión de María por Fátima, quien en verdad fue una “falsa señal milagrosa.” El proclamó,
“De acuerdo al plan divino, ‘una mujer vestida con el sol’ (Apocalipsis 12:1) descendió del cielo a esta tierra para visitar a los hijos privilegiado…. Ella le pidió que se ofreciesen a ellos mismos como victimas de reparación, diciendo que ella estaba preparada para llevarlos a la presencia de Dios. Y milagrosamente, ellos ven una luz brillante saliendo de sus maternales manos que les penetra en su interior, y ellos se sienten inmersos en Dios…”29
El final del Hombre de Pecado
“Y entonces cuando el Malvado sea revelado, a quien consumirá el Señor con el Espíritu de Su boca, y a quien destruirá con el resplandor de Su venida.” (v. 8). El versículo 8 nos informa sobre el final del Malvado. Él, quien será revelado cuando el poder de la Roma Imperial haya sido removido, continuará hasta que el aliento de la boca de Cristo y el resplandor de Su venida lo destruya. Esta es una clara referencia a la Segunda Venida. El Señor en este versículo ha predicho un evento futuro, la destrucción del reinado del Hombre de Pecado: la Palabra de Dios lo reducirá a nada. Él será completamente, y en todo respecto, destruido en el día final.
Mientras tanto, la victoria del Evangelio se puede evidenciar también en el próximo versículo. El Apóstol estaba repitiendo la verdad del Señor que se menciona en Isaías 11:4,„sino que juzgará con justicia a los pobres, y argüirá con equidad por los mansos de la tierra; y herirá la tierra con la vara de su boca, y con el espíritu de sus labios matará al impío.” El poder del Señor ha sido siempre mayor en el día de mayor necesidad¾y así será cuando Él venga al auxilio de aquellos destituidos y a los pobres de espíritu. El carácter de Dios en Su Evangelio lleno de gracia es “el espíritu en Su boca.” A través de la historia este versículo ha sido entendido y vivido en este mismo sentido. El Evangelio es “poder de Dios para salvación a todo aquel que cree en Él.”30 Repetidamente a través de la historia el “Evangelio de la gracia” ha conquistado al Hombre de Pecado. Los Balduinos, los Valdenses, los hombres de la Reforma, y todos los genuinos hombres de cruzadas, han visto al Señor herir con la vara de Su boca y con el aliento de Sus labios. Su poder es visto cuando su gracia es proclamada sin temor, y cada persona que es salvada es “…justificada gratuitamente por Su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús.”31
Conclusión
Nadie, más que Dios, pudo haber delineado antes de que suceda, el “misterio de la iniquidad,” la cual es claramente el Oficio del Papado en la Iglesia Católica Romana. El hombre nunca pudo haber anticipado todo esto; sólo Dios lo pudo predecir. Que un poder que reclama actuar por Dios, que sea “como Dios,” en el medio de la Iglesia Cristiana, burlándose de Su verdad y mofándose de Su propia Santidad, desafía la imaginación. La corrupción, el fraude, y las falsas pretensiones han gobernado al mundo por años desde la misma ciudad de las siete colinas en donde el pagano Imperio Romano una vez gobernó por el uso de la fuerza militar. Y, de tal forma, que si no hubieran sido descritas por La Palabra de Dios, y haber sido evidenciada a través de la historia pasada, como en la historia present e, el hombre nunca las hubiera esperado. La interpretación profética de la perversidad del sistema que rodea al Anticristo es una demostración de la divina inspiración de la Biblia y el poder y la autoridad de nuestro Señor Dios.
Para rechazar el claro testimonio de la Palabra de Dios Escrita sobre el oficio fundamental del Anticristo, y para preferir una doctrina que no se puede verificar por el sólo texto, como tampoco se puede probar en el tiempo, es un tema muy serio. Este oscurece la sabiduría de la Divina profecía y niega el verdadero carácter de los días en que vivimos. Mientras los futuristas afirman la proximidad de la Segunda Venida de Cristo, esta destruye el tiempo histórico de Su opositor, el Anticristo, quien es esencial para entender correctamente el cumplimiento de la profecía. La visualización histórica de estas predicciones que se refieren a la apostasía es un elemento esencial de lo que el Señor predijo en Su Palabra. Así como el Señor explicó sobre Sí Mismo, “todas las cosas deben ser cumplidas, las cuales fueron escritas en la ley de Moisés, y en los profetas, y en los salmos, sobre mi.” De la misma forma, la sustancia de lo que estaba escrito sobre el oficio de aquel que se opone a Él ha sido completada. Con los Balduinos, los Valdenses, Lombardos, y los Bohemios, a través de la Inquisición y la Reforma, la verdad del Evangelio y la Palabra Profética ha levantado a las naciones desde el foso cenagoso de la superstición y despotismo de la libertad bíblica y prosperidad económica. 32 Muchas enseñanzas futuristas ha sido la labor de sinceros y dedicados hombres de Dios; sin embargo, al fallar en exponer la presencia del Anticristo en nuestro mundo, las naciones han sido llevadas con efectividad a la esclavitud una vez más. En la fa z de dicho fallo, es imperativo conocer, como los creyentes antiguos y nuevos, la presencia de la Verdadera Semilla, Cristo Jesús, con ellos en espíritu y verdad.
La interpretación histórica ha sido personificada en la más solemne confesión del mundo bíblico.33 Esta se convierte en una parte principal en el testimonio de los mártires y de los reformadores. Como los profetas de la antigüedad, estos hombres santos estaban envestidos de un testimonio doble, un testimonio por la verdad de Dios, y un testimonio en contra de la Apostasía de aquellos que profesan ser Cristianos. Su testimonio era que la Roma Papal era la Babilonia de la profecía es, “…la gran ciudad que reina sobre los reyes de la tierra,”34 y que su cabeza, el Pontífice de Roma, es el “Hombre de Pecado,” o el Anticristo predicho.
Autor: Richard Bennett de “Berean Beacon” Página Electrónica:
Traducción al Español por Olga M. Viñas: olgavinas@hotmail.com
Permiso es dado por el autor para reproducir el presente artículo, para uso personal o uso en páginas electrónicas, siempre y cuando sea reproducido en su totalidad sin cambios, tanto en su contenido, como en su contexto.
1 “El momento culminante del Jubileo de los Obispos fue la Misa celebrada conjuntamente por el Papa y los Obispos en la Plaza de San Pedro en la mañana del Domingo, 8 de Octubre. Cientos de miles de los fieles se congregaron para la sagrada eucaristía, la cual concluyó con el Acto de Consagración de María la Más Santa.” L’Osservatore Romano (El Observatorio Romano), edición semanal en Inglés, 11 de Octubre 2000 – html.
2 Henry Denzinger, “ Unam Sanctum”, 18 Noviembre, 1302, The Sourcer of Catholic Dogma (La Fuente del Dogma Católico), Tr. por Roy J. Deferrari, 30va. ed. del “Enchiridion Symbolorum”, rev. por Karl Rahner, S. J. (St. Louis, Missouri: B. Herder Book Co., 1957) #694. Ver también Catechism of the Catholic Church (Catequismo de la Iglesia Católica) San Francisco: Ignatius Press, 1994) #882 & #936.
3 Dominus Iesus, Sección 16, http://www.vatican.va/roman_curia/congregations/cfaith/documents/rc_con_cfaith_doc_20000806_dominus-iesus_en.html
4 Romanos 5:17.
5 Catequismo, #1129 – palabras y comentarios en ‘negrita’ indica énfasis añadido por el autor
6 Denzinger, #469.
7 Catequismo , #1116 indica, “los sacramentos son ‘poderes que provienen’ del Cuerpo de Cristo [i.e., la Iglesia Católica Romana] quien es siempre viva y suplidora de vida….”
8 John Cornwell, Hitler’s Pope: The Secret History of Pius XII (El Papa de Hitler: El Secreto Histórico de Pío XII) (New York, NY 10014: Viking, 1999).
9 Denzinger, #649
10 The Catholic Encyclopedia (La Enciclopedia Católica) R, Robert Broderick; ed. (Nashville, TN: Thos. Nelson Inc., 1976) p. 217.
11 1 Juan 2:22.
12 Mateo 23:9.
13 Mateo 23:8.
14 Apocalipsis 15:4.
15 Juan 14:30.
16 Juan 5:43.
17 1 Juan 2:18 – el texto en Griego dice que el anticristo vendrá.
18 LeRoy Edwin Froom, The Prophetic Faith of Our Fathers (La Fe Profética de Nuestros Padres) c(L), 4 vols. (Washington DC: Review and Herald Publis hing Assn., 1978) Vol. I, pp. 511-517.
19 Froom, Vol. I, pp. 257-258, pp. 443 -444.
20 1 Corintios 3:17; cf. Efesios 2:21, 2 Corintios 6:16.
21 Apocalipsis 15: 4, 1 Samuel 2:2.
22 Code of Canon Law (Código de la Ley del Canon), Latin -Eng; ed.; (Washington, DC: Canon Law Society of America, 1983) Can. 749, Sect. 1. Todos los cánones han sido tomados de esta fuente a menos que se especifique lo contrario.
23 La palabra en Griego para “arriba” puede significar “en lugar de” o “tanto como”. Parece ser este significado el que aplica con el texto en lugar de ‘superior a Dios’, cf. Strong’s Hebrew-Greek Dictionary, (Diccionario Hebreo-Griego) # 1909.
24 Catequismo , #937.
25 Catequismo , #882.
26 Canon 752.
27 La extensión en la cual Roma reclama el derecho de juzgar e imponer castidad no ha sido cambiado desde los tiempos del Santo Imperio Romano. En la actualidad, en las leyes del Canon, la iglesia declara: Canon 1405 (p. 1): “Es el derecho del Pontífice Romano, y sólo él, juzgar en los casos que se mencionan en el Canon 1401: 1. a aquellos que poseen los más altos oficios civiles en un estado;…Canon 1401 “Por su propio y exclusivo derecho la Iglesia adjudica: 1. casos concernientes a los asuntos políticos o conectados con el espíritu; 2. la violación de las leyes eclesiásticas y todos los casos en los cuales existe una duda de pecado en referencia a la determinación de culpabilidad, y la imposición de las penalidades eclesiásticas.”
28 Ver Quite Contrary: A Biblical Reconsideration of the Apparitions of Mary (por el Contrario: Una Reconsideración Bíblica de las Apariciones de María) por Timothy F. Kauffman (Huntsville, Alabama, 35804: White Horse Publications, 1993). Ver también Graven Bread: The Papacy, the Apparitions of Mary, and the Worship of the Bread of the Altar (Pan Muerto: El Papado, las Apariciones de María, y la Adoración del Pan del Altar) por el mismo autor.
29 http://www.vatican.va/holy_father/john_p…/hf_jp -ii_hom_20000513_beatification-fatima_en.htm 6/1/00. página original en varios idiomas: Sueco, Inglés, Español, Francés, Italiano y Portugués
30 Romanos 1:16.
31 Romanos 3:24.
32 John W. Robbins, Ecclesiastical Megalomania: The Economic and Political Thought of the Roman Catholic Church, (Megalomanía Eclesiástica: Los Pensamientos Económicos y Políticos de la Iglesia Católica Romana) (ISBN 0-940931 -52-4; USA: The Trinity Foundation, 1999) pp. 13-24.
33 Ver The Westminster Confession of Faith, 1646; The Baptist Confession of Faith, 1689; The Philadelphia Confession of Faith, Adopted by The Baptist Association, 1742; (Las Confesiones de Fe en Westminster, 1646; Las Confesiones de Fe Bautistas, 1689; Las Confesiones de Fe en Filadelfia, Adoptados por la Asociación Bautista, 1742) y otras.
34 Apocalipsis 17:18