Por Eileen M. Doran

Cada vida, viene fresquesita de la mano de Dios y se desarrolla de una manera única desde su principio hasta el fin.  La mía no ha sido diferente de las gentes que han venido y se han ido a través de las edades.  Yo nací en una familia católica irlandesa la tercera generación se movió desde los días de la inmigración en la de escuses de papas.  Mi madre, sin embargo, se remontaba a los días de la revolución francesa de donde ella procedía y fue criada entre los Bautistas y Metodistas hasta que se casó con mi padre y se convirtió al catolicismo al hacer ese compromiso.

La educación Católica

Excepto por la ocasional asistencia con mis padres a la iglesia me introduje a Dios cuando comencé a asistir a una escuela católica en Jersey City, New Jersey, en el primer grado.  (Yo tan sólo recuerdo a una maestra laica una mujer joven muy amorosa, con una pierna artificial, quien me enseñó en el tercer grado).

Mi maestra de primer grado era amable, una santa anciana.  Vestida con las ropas de la orden religiosa donde ella pertenecía.  Yo atesoro los momentos cortos cuando la Hermana Angelica me cogía en su falda y me daba el cariño de una madre.  Mientras yo aprendía del Señor Jesucristo y de us muerte en la cruz del calvario, yo me propuse a darle mi vida a El, también, como un miembro de la misma orden religiosa.  A través de los años en la escuela elemental yo ardientemente participé en diferentes actividades religiosas presentadas a mi como para agradar a Dios que iba a conocer y a servir completamente y en toda la pureza posible.

Muchas veces hice “los nueve viernes” imaginándome como Dios podría aceptar todas las indulgencias acreditadas a mi cuenta.  Una oración de advenimiento dicha todos los días durante la cuaresma conllevaba una indulgencia completa.  Yo comencé a ir a la misa diariamente cuando estabe en el séptimo grado.  Asistía a las novenas a María y a San Francis de Asís.  Yo le oraba a San Cristóbal para los viajes, a San Antonio para los artículos perdidos, y a San Judas para los casos sin esperanza.

La preparación para el convento

Durante el séptimo grado una mujer joven vino a la escuela para hablar sobre la escuela preparatoria conducida por la orden religiosa estacionada en nuestra escuela.  Mi deseo de servir a Dios encontró inmediata aplicación mientras ella explicaba que esta escuela aceptaba niñas después de habaerse graduado de octavo grado.

Mi padre estaba muy orgulloso de mi y le habló a sus familiares que eran una familia profundamente irlandesa.  No había habido una “vocación” desde que una tía de ellos había sido una monja en algún lugar de Pennsilvania.

Los cuatro años de escuela superior pasaron rápidamente mientras yo seguí un fuerte, régimen, académico acompañado con un plan riguroso de oración y estudios religiosos.  Entre las experiencias espirituales en esos años, sobresalen dos en particular.  Cuando nosotras éramos confrontadas con posibles cambios en el tiempo intercediamos por medio de María cantando una preciosa melodía Gregoriana sobre ella.  “Magnificat”  Si el sol brillaba en el cuarto entonces le dabamos el crédito a ella.  Otra devoción Mariana, rezabamos el rosario todas las tardes después del almuerzo.  Yo encontré un libro llamado las “Novenas del Rosario”, el cual contenía meditaciones en los quince ministerios del rosario y me sacó de la monotonía fuera de recitar los diez “Ave María” por misterio.  Nosotras las recitábamos, cinco misterio al mismo tiempo, agrupadas como del gozo, tristeza, y gloriosos misterios del rosario.  La vida, muerte y resurrección de Jesus eran enfocados en la “Bendita Virgen María”.

Durante esos años yo dediqué mi vida al Señor Jesucristo a través de María después de leer los libros acerca de San Louis DeMontford quien abogó este método de intercesión.  El Señor Jesucristo parecía ser muy lejano para nosotras.  María estaba más a nuestro nivel como un ser imperfecto.  Mientras tanto decían que había sido concebida sin el “pecado original” y que había vivido una vida perfecta.  Su modelo parecía ser más importante o de más valor que Jesús para los propósitos de nuestra emulación.  Ella fue nombrada “co-redentora” a la par con Jesús.  Después de todo, ella estaba presente a los pies de Cristo cuando el murió.

Formación religiosa

Mientras me graduaba de la escuela de preparatoria, fui aceptada a la postulación de las Hermanas de la Caridad de Saint Elizabeth at Convant Station, New Jersey.  Yo pasé un año maravilloso estudiando cursos de primer año en colegio y esperando en las mesas, las niñas del colegio, para sus comidas.

Durante el siguiente año comencé a ser una novicia.  Este fue un año de enserramiento para la preparación para la entrada formal en la comunidad donde cogería los votos de pobreza, castidad y obediencia.  Tan sólo los estudios de religión y música religiosa eran permitidos con diferentes coros en la casamadre.  El silencio era observado tan sólo en los periódos de recreación, una hora en las tardes y por la noche y en ocasiones especiales ordenandos por los superiores.  La filosofía de la señora, la mujer que se encargaba de los cuarenta y cinco de nosotras, era romper alguna idea que surgiera en cada una de nosotras durante ese año.  Ella hizo ésto siempre con acusaciones de faltas, algunas reales, pero la mayoría imaginarias, a cada una de nosotras lo mismo públicamente y privadamente.  La humillación era el arma para la formación en la santificación.  En una ocasión yo recibí “castigo público” y tuve que recitar el Salmo 51 arrodillada frente a la asamblea después de nueve rezos.  Mantener las reglas perfectamente era la contestación para ser perfecta.  El castigo borraba cualquier imperfección.  Era la forma mayor para santificación que una persona laica podía lograr.  Pero el método de formación impedía cualquier esperanza para el actual lograr la meta.

Al final del año, yo estaba convencida que no podía llegar a la “santidad”.  La Hermana Patricia emuló las pocas que habían tenido “coversión”.  Aunque oré lo suficiente y con fervor, como yo sabía, y traté de aparecer lo más santa para complacerla, dejé el noviciado convencida de que algo malo había en mí.  Pero yo creo que esta es la mejor forma de servir a Dios.  Yo no conocía otra manera para servir a Dios sin reserva.  Entonces cogí mis votos de pobreza, castidad, y obediencia al final del año.  Ahora tenía que vivir de acuerdo a las reglas de lacongregación.  “Quienes viven con las reglas, de vivir para Dios”.  A pesar de la constante desilusión comiéndose mi alma, hice el propósito de servirle a Dios lo mejor que pude.  Eso era todo lo que podía lograr.

La vida como monja

Después de dos años adicionales de estudios en el colegio en los terrenos de la casa materna, yo fui premiada con un grado de bachillerato en Ciencias de Colegio Saint Elizabeth.  A esto le siguió la tarea de enseñar biología en una escuela superior diocesiana.  Durante el verano adquirí el grado de maestría en la Universidad Católica de Washington, D.C.  Durante los años escolares, junto con el trabajo de enseñar, incluyendo el control de actividades curriculares, obtuve ayuda federal para estudios adicionales relacionados con mis enseñanzas, visitando colegios locales y universidades en el tiempo libre.

La vida era más que estar ocupada y comencé a ganar la auto-estima.  En un momento un sacerdote que estaba estacionado en la escuela superior que como un “team” un currículo sobre las drogas con él.  Nos hicimos amigos, pero no estaba preparada para ser guiada a una relación diferente a la de amista.  Después de comer juntos en un “restaurant” una tarde, el me llevó al cuarto de la rectoría y cerró la puerta.  Ví claramente que él quería algo más que una amistad.  Yo solicité que me movieran a otra escuela, pero él continuó buscándome.  Después me propuso matrimonio durante  mi primer año en mi nueva posición.  Yo comencé a pensar en el hecho de dejar el convento.  Poco tiempo después, él recibió permiso para hacer sus estudios avanzados y cambiar su propuesta para sus relaciones entre las limitaciones de un estilo de vida religioso.

Poco después de esa experiencia, yo estaba trabajando como directora en un retiro.  Yo más que opiniones amigables de otro sacerdote quien estaba predicando en el retiro.  Eso finalizó mi decisión para dejar la vida religiosa.  Este era el fin de semana de mi 29 cumpleaños.

Una ausencia permanente

Mi mundo se vino abajo.  Yo había trabajado duro durante varios años, ahora, para fortalecer mi auto estima y ser verdaderamente agradable a Dios, solamente para ver claramente que no podía continuar en esta clase de vida.  Yo pude ver, en primer lugar, la hipocresía que me hizo que mantener los votos era ridículo.  Comencé el proceso de contactar a los superiores y hacer los arreglos necesarios para una ausencia obligatoria, sabiendo que nunca más volvería a la vida religiosa.

En el sótano del convento, secretamente, escribí resumés y cartas al superintendente de escuelas públicas.  Mi familia me hizo ver claramente que no volvería a la casa ni pidiera ayuda de ellos.  Un amigo que conocí mientras enseñaba en la nueva escuela me ofreció que me quedara en su casa mientras él y su esposa y dos niños se iban a un viaje de negocios.  El verano pasado yo había trabajado en una firma farmacéutica como investigador microfrológico y podía volver a esa posición al final del año escolar.  Una maestra retirada estaba vendiendo unos muebles usados.  La congregación a la que pertenecía me regularon doscientes dólares, que por contrato de ley tenían que dármelos.  Por entrar al grupo, tenía, por requisito pagar una cuota que se consideraba como una forma de dote recordando el tiempo medieval.  Se me pidió que me quedara en el convento hasta que mi pensión terminaron al final de agosto, porque la Hermana Nicoletta estaba esperando por mi cuarto.  Yo estaba supuesta a irme el día quince.  Afortunadamente, fui elegida antes del quince de junio para una escuela superior pública, cerca del hogar de mis padres.

Mi quedé en la casa de mis amigos durante el trabajo de verano y luego me mudé a un apartamento, con mis muebl;es de cien dólares.  En septiembre comencé a enseñar en la escuela superior pública.

Seis meses después firmé los papeles para que Roma me relevara de mis votos perpetuos.  El superior me dijo que eso era tan sólo un pedazo de papel, pero yo lo había visto como un compromiso con Dios.  Yo había perdido la oportunidad de servirle a El de la mejor manera que yo  creía posible.  Ahora yo era un laico, defraudado de la posibilidad de la santificación total.

El Matrimonio

Viviendo sola en un apartamento me trajo toda clase de soledad.  Después de rechazar la compañía de otras mujeres, perdí la oportunidad de vivir con otros en la vida diaria.  Casándome seía la única contestación, pero la mayoría que ran de mi edad todos estaban casados.  Las opciones se hacían menores durante los años que pasé enclaustrada en el convento.  Me comuniqué con una amiga que se había ido dos años antes que yo.  Ella sugirió unirse a un servicio de  citas, como lo había hecho un miembro de la congregación y se había casado con un hombre muy caballeroso.  Después de un año de hacer contactos a través de este servicio, me presentaron a Briant Doran.  En el momento que nuestras miradas se encontraron, una profunda y estable relación comenzó a formarse.

Mientras regresabamos a mi apartamento el primer día, Briant compartió la idea que el había tenido de asistir a un internado en la escuela superior para prepararse y ser un sacerdote.  Un amgio le sugirió que esperara hasta que saliera de la escuela superior.  Para Briant se hizo claro que el celibato no era para él.  Luego yo compartí mis dieciséis años de estar asociada con las Hermanas de la Caridad de Santa Elizabeth.  El había asistido al personal de la escuela superior por la misma Orden y conocía muchas de las monjas con las cuales yo habí estado relacionada en mis años de afiliación con ellas.  De hecho, crecimos en la misma ciudad en diferentes parroquias sin conocernos los uno a los otros.  El hombre había sido criado por nua familia católica irlandesa y se consideraba en la generación de uno de sus primos como obispo sobre la diocesis en Connectticut.  Otro primo, John Doran se había hecho sacerdote en New Jersey y quien dieciocho meses más tarde nos casarían.

Primera introducción a la verdad

Durante los meses de noviazgo Briant me habló de Tom, quien había dejado la iglesia católica.  Briant a pesar de que era un católico alejado en ese tiempo trató de convencer a Tom de regresar a su fe católica.  Mientras trabajaban juntos, Tom llevó a Briant a su iglesia donde Briant conoció una forma nueva y diferente de mirar a las cosas de Dios.  El pastor hizo claro en el servicio al cual el asistió.  “Por cuanto todos pecaron y están destituidosde la gloria de Dios” (Rom. 3:23).  “No hay uno just, ni aun uno” (Rom. 3:10), y “Todas nuestras justicias son como trapo de inmundicias” (Isaías 64:6).  Por nosotros mismos estamos permanentemente alejados de Dios.  Sólo la sangre de Jesucristo derramada en la cruz del calvario nos puede jsutificar ante Dios y “Por sus llagas fuimos nosotros sandos” (Isaías 53:5).

Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro” (Rom. 6:23).  La Biblia fue presentada como la única fuente de fe y de vida.

Briant contestó la invitación para aceptar al Señor Jesucristo por la fe, únicamente, para su salvación.  “Porque por gracias somos salvos a través de la fe, y esto no de vosotros; es el regalo de Dios, no por obras, para que nadie se glorie” (Efesioe 2:8-9).  “He aquí Dios es salvación mía; me aseguraré y no temeré; porque mi fortaleza y mi canción es Jehová, quien ha sido salvación para mí”.  “Sacaréis con gozo aguas de las fuentes de la salvación” (Isaías 12:2-3).

Inmediatamente él vió la necesidad de hacer este mensaje claro a aquellos en la Iglesia Católica quienes estaban confiando en mis obras para justificarse ante Dios.  Y la parte más triste de hacer obras es que una nunca puede estar segura, cuando la persona muere, si ha hecho las suficientes obras para poder entrar al cielo.  Entonces, a través del sistema de indulgencias que son dejadas en la funeraria para las personas en el dolor de la pérdida, la gente gasta su dinero comprando esas tarjetas con la esperanza de orar para ayudar al difunto a entrar en el reino de los cielos.  “Y de la manera que está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio” (Hebreos 9:27).  La salvación debe asegurarse a través del sacrificio del Señor Jesucristo por los pecados antes de morir la persona.

El destino es sellado en el momento de la muerte

Estaba claro para Briant que la salvación es por fe solamente, por los méritos del Señor Jesucristo, únicamente.  Un sacrificio perfecto ha sido ofrecido para remisión de pecados, una vez por todas.  Ya no hay más necesidad de sacerdotes porque tenemos al Sumo Sacerdote Quien es capaz de identificarse con nosotros en nuestras debilidades y quien ha pasado por los cielso y que está sentado a la diestra del Dios Padre Todopoderoso intercediendo por nosotros.  “Y ciertamente todo sacerdote está día tras día ministrando y ofreciendo muchas veces los mismos sacrificios, que nunca pueden quitar los pecados; pero Cristo, habiendo ofrecido una vez para siempre un sólo sacrificio por los pecados, se ha sentado a la diestra de Dios, de ahí en adelante esperando hasta que sus enemigos sean puestos por estrado de sus pies; porque con una sóla ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados” (Hebreos 10:11,14).

Briant se matriculó, para entonces, el nuevo programa de iniciación para diáconos casados en la Iglesia Católica.  Nosotros ya teníamor un año de casados y nuesrtro primer hijo tenía tres meses para ese tiempo.  Por dieciocho meses Briant fielmente asistió a las clases, dos noches a la semana en las oficinas de la diósesis.  El fue conocido por sus “conocimientos Protestantes” en la autoridad de las Escrituras, María, purgatorio, el control de la natalidad y otras áreas de fe.  Para Briant, tan sólo “Porque hay un sólo Dios y un sólo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre” (I timoteo 2:5).  La intercesión de María y los santos y la absolución de los sacerdotes estaban sin poder cuando se estudiaba la Palabra de Dios.  Cuando él le dijo al sacerdote que dirigía que el intentaba como diácono decirle a la gente de la gracia sin costo que sí recibía a través del derramamiento de sangre del Señor Jesucristo por fe solamente, se rieron de él y le llamaron “fanático de Jesús”.  Briant se dio cuenta que no había ningún futuro para él en el programa y decidió dejar la Iglesia Católica Romana.

Ocultando la Verdad

Nosotros nos maravillamos del obvio conocimiento de la verdad junto a la negación deliberada de esta por la gerarquía de la iglesia.  Briant habló sobre la responsabilidad de dirigir tantas vidas para el infierno negándole el acceso a la verdad.  Cualquiera que se levantaba en favor de la verdad era ridiculizado y callado.  No había otra alternativa que dejar un sistema tan invuelto en mentiras por cientos de ños.  Ni una vida, ni muchas vidas podrán cambiar el rumbo de una organización tan grande.  John Wycliffe, John Hus, Martin Luther, John Calvin, y muchos otros han podido hacer más que guiar aquellos escogidos por Dios fuera de las mentiras de la Iglesia Católica Romana y llevarlos a la verdad bíblica de la salvación y toda verdad.  Ahora era la oportunidad de Briant para romper con las falsas doctrinas enseñadas por tantos siglos por la iglesia romana.

La convicción de Briant

Briant escogió una iglesia con creencias bíblicas cerca de mi casa.  Como uno separado del catolicismo el vio las cosas claramente.  Por la profunidad de mi compromiso con la iglesia Católica, me tomaría más tiempo, para discernir la verdad en la Palabra de Dios, además del sistema diabólico de Roma.  A pesar de que yo estaba convencida de que la Iglesia Católica estaba en un error en algunas de sus doctrinas.  Yo aprendí a coger sus errores con calma y creer que al iglesia puede estar en error y en al verdad.  Yo pude leer las contribuciones de Hans Kungs, infabilidad, y llegué a la conclusión que el Papa no siempre está bien cuando habla afuera.

Como yo había leído los Hechos de lso Apóstoles, yo me convencí que la iglesia del primer siglo tenía el formato correcto y me entristeció que hoy en día no era lo mismo.  Hemos sido enseñados que la Iglesia Protestante eran merar corrupciones de la Iglesia Católica, comúnmente referida como la Iglesia verdadera fundada por San Pedro según se menciona en los Evangelios.  “Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella” (Mateo 16:18).  Creo, fuí obligada a aceptar una iglesia poco menos que perfecta porque la “idela” no ha existido desde el primer siglo después de Cristo.  ¿Cómo este grupo pequeño de cristianos, con quienes mi esposo ha escogido para reunirse y que en el 1979 se reunían en un gallinero renovado, se aproximen a lo ideal de las Escrituras?

La Verdad Bíblica contra la Doctrina Católica

A través de un programa radial cristiano vine al conocimiento de un ministerio dedicado solamente a los de la fe católica.  Le escribí a Bart Brewer de la Misión Internacional para católicos.  Escuchando sus entrevistas por la radio, yo me percaté de las dificultades que el afrontaba dejando la iglesia católica.  El ha estudiado por dos ocasiones en colegios bíblicos en la búsqueda de conocer la verdadera doctrina y rechazar las doctrinas católicas.  Sí, esa era yo.  El envió libros y panfletos que explicaban claramente las diferencias en las creencias bíblicas y las doctrinas católicas.  Yo empecé a entender.

Estaba la doctrina de la salvación que es por la fe solamente, la necesidad de meditar únicamente en la vida de Jesús, muerte, y la resurrección solamente para salvación.  Y cómo me abrieron los ojos cuando leí a Pablo diciendo en I de Timoteo 4:1-3, “Pero el Espíiritu dice claramente que en los postreros tiempos algunas apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios, por la hipocresía de mentirosos que, teniendo cauterizada la conciencia, prohibirán casarse y mandarán abstenerse de alimentos que Dios creó para que con acción de gracias participasen de ellos los creyentes y los que han conocido la verdad”.  Ciertamente esto describen las enseñanzas que yo había pensado venían de Dios porque fueron enseñadas por la que yo creía era la iglesia de Dios.

La verdad y la mentira no pueden estar juntas.  O creemos que la Palabra de Dios es la regla infalible de fe o aceptamos las contradicciones a las Escrituras enseñadas por la Iglesia Católica Romana o un día unirse al padre de las mentiras.  Satanás mismo, en el lago de fuego que eternamente maldito y separado del Dios que ha preparado un camino seguro de fe para nosotros que nos lleva a la gloria eterna con El para todos los que han creído solamente en la Palabra de Dios y no en las meras doctrinas de hombres.

Mis ojos fueron abiertos

Finalmente, pude compartir la multitud de mentiras de las enseñanzas de la Iglesia Católica Romana.  La Biblia nos puede proveer todo lo que se necesita para la doctrina y la práctica.  “Toda Escritura fue dada bajo la inspiración de Dios, y es útil para enseñar y reprender, para corregir y educar en una vida de rectitud.  (II Timoteo 3:16).  Yo puedo confiar en la obra del Señor Jesucristo en la cruz del calvario solamente para mi salvación y santificación.  Reconozco que las obras han sido preparadas para que nosotros las hagamos.  “Porque Dios nos hizo; nos ha creado en Cristo Jesús para que hagamos buenas obras, según él ha idspuesto de antemano” (Efesios 2:10).  Es Dios quien trabaja en nosotros  en nuestra voluntad y nuestro hacer.  Puedo confiar en Dios por la fe solamente para salvación y gracia a través del derramamiento de sangre del Señor Jesucristo solamente.

Bautismo de los creyentes

Después del nacimiento de nuestro regundo hijo, Briant y yo fuimos rebautizados nuevamente.  El esperó pacientemente por mi, hasta que lo alcancé.  Nosotros habíamos sido bautizados como infantes, la Biblia nos dice claramente que el bautismo es un signo de fe en Jesucristo y que debe hacerse a conciencia como un compromiso ante El.  “Entonces Pedro les contestó: Cambien de actitud delante de Dios, y bautícese cada uno en el nombre de Jesucristo, para que sus pecados les sean perdonados; y así Dios les dará el Espíritu Santo” (Hechos 3:38).

El Ministerio en el Hogar

Poco tiempo después un tío de Briant murió.  El lo amaba mucho, pero estaba convencido de que quizás había muerto sin conocer l Señor Jesucristo para su salvación.  El anhelaba dejar de trabajar y entrar de lleno al ministerio pero después se convenció de que era mejor cuidad de su familia y de sus hijos.  Pensó que el ministerio podía ser de algún conflicto para su familia y sus hijos.  Se decidió por abrir un local para hacer sopas y así poder “alimentar a los pobres y llevarles el Evangelio.  Briant como el sacerdote del hogar, abrió su casa para las personas que no tenían donde quedarse.  El pastor le dio literatura relacionada con lo que él iba hacer y refirió algunos que tenían esa necesidad por un periódo de cuatro años alrededor del nacimiento de nuestro tercer y cuarto hijo.  Nosotros ministramos a una joven mujer sorda con un hijo de dos años, una mujer ciega, un refugiado cambodiano, y una familia que perdió su casa por estar desempleado y mucho más.

Madre todo el tiempo

Vimos la necesidad de la “maternidad” en el hogar de los niños.  Yo renuncié de mi posición en la escuela pública.  “Si Jesús es el Señor en tu vida, también es Señor cuando tienes tus hijos.  Briant explicó.  Nosotros dejaremos que Dios decida cuándo llenará la aljaba; “El justo por la fe vivirá” (Habacuc 2:4).

Dos de nuestros niños asistieron a una escuela cristiana hasta que “el desempleo de papito fue factible”.  Nos dimos cuenta que nuestro primer niño tenía dificultad de aprendizaje.  La mejor solución fue darle clases en el hogar.  Una experiencia maravillosa de lecciones y viajes y al asociarnos con otros familias comenzaron a surgir.

Después de quince años de estar empleado en una compañía de carga aérea como gerente, Birant fue despedido después de muchos meses trabajdno horas extras, tratando de mantener su posición.  Luego esa compañía fue vendida, fue evidente que se vendió por motivos financieros.

Briant se mantuvo firme en la idea de que yo continuara como ama de casa.  El decía, “que la madre es el corazón del hogar.  Satanás está destruyendo la familia, Dios proveerá a través de mí”.  Después estuvo desempleado y los trabajos no le duraban más de ocho meses.  El decía que Dios lo estaba probando.  Cuando nació el cuarto hijo fue cuando por primera vez gozaron de un seguro de salud.

Colapso Final

Briant cambió su carrera a la venta de seguros done tenía alguna experiencia.  Refinanciamos la casa para poder tener algún dinero, pero de cuando en vez, las amistades nos ayudaban en nuestras necesidades.  Nos fuimos a la quiebra pero permanecimos en nuestro hogar, lo habíamos usado para la gloria de dios cuando hospedabamos aquellos en necesidad.  Briant decía que Dios no daba los talentos para después quitarlos.  El los multiplicaba.  El se mantenía firme en que no iba a perder la casa.  El Salmo 30:9 comenzó a ser su oración a Dios “¿Qué provecho hay en mi muerte cuando descienda a la sepultura?  ¿Te alabará el polvo?  ¿Anunciará tu verdad?  El estaba convencido que Dios lo sacaría en victoria.

El testimonio de Briant continuaba mientras Briant trabajaba en su tercer trabajo los viernes por la noche sufrió un ataque al corazó lo cual lo llevó a la presencia del Señor que él amaba.  Su amigo Tom quien hacía 17 años lo había llevado al Señor era el pastor de la iglesia.  El predicó en el funeral de Briant y lo elogió.  Cuando Briant conoció al Señor nunca se enfrió, siempre estaba en fuego por el Señor.  Sus amigos vinieron de muy lejos para despedir el duelo.  Muchos dijeron: “Nunca habíamos visto tal fe antes”.  En su lápida pusimos, “Los muertos en Cristo resucitarán primero…Ven Señor Jesús!”  El no se ha enfriado todavía, aun en su tumba da testimonio en quein creyó.

La Provisión del Señor

Mientras tanto, llamamos al abogado para cancelar la reunión que se hacía con respecto al capítulo 13 de quiebra.  Yo tenía alrededor de $150,000 en deudas y $90,000 de dos pólizas de seguros.

Durante esta tumultuosa experiencia, recordé las transiciones del  convento.  Si Dios me sacó de toda esa confusión y penas, El puede sacarme de esta crisis.  La familia vino al funeral para cumplir con sus obligaciones sociales.  La comunicación había cesado desde que nosotros nos convertimos al Evangelio.  Cuando rehusé trabajr fuera de la casa mientras Briant estuvo desempleado por siete y medio años, sólo pudieron causar tensión en nuestra relación.  Nuestra ayuda vino de Dios, quien hizo los cielos y la tierra.  Yo estaba convencida que Dios no quería que yo regresara a trabajar fuera del hogar tan sólo esperé en El para ver cual era su voluntad.

Después de negociar por meses, el abogado encargado de la bancarrota pudo reducir la hipoteca de $125,000 a $82,000.  Mientras que el seguro era tan sólo por $90,000 se hizo ver que la muerte de Briant había provesto para que el hogar se mantuviera en función.  La comañía con quien el trabajaba pagó los gastos del funeral de acuerdo a la compensación de los empleados y mandó $10,000 un mes después de su muerte.  Yo continué repartiendo los periódicos como lo hacía nates.  En vez de un niño entregando el periódico ahora era un adulto.  Sustituí a mi hijo por encontrarse en la pena de la muerte por su padre.  Nunca soñé que proveería para antes y después de la muerte de Briant para nuestra supervivencia.

Como Briant murió trabajando, yo pude obtener los beneficios de los trabajadores que junto con los beneficios del seguro social y una pequeña compensación de la compañía que le ayudó por quince años, esto me ayudó a continuar en las clases en el hogar y dejar de distribuir el periódico.

El profundo dolor en mi corazón de haber dejado el convento y lo que yo pensaba que era la mejor manera de servir a Dios se tornó en una alabanza de gozo a Dios por todas las cosas que me había provisto entonces.  Yo he sido el recipiente de más gracia por los años por todas las experiencias que he tenido.  El rol de esposa y de madre, maestra académica en mi hogar, maestra bíblica para mujeres y para niños en la escuela dominical, fundadora y coordinadora de un grupo de soporte y maestra en tiempo libre en dos escuelas cristianas han sido mi compensación en la pérdida de mi esposo.  Durante este tiempo, confié en el Señor Jesucristo, en su gracia y en el poder de Su sangre para mi salvación y santificación.  Esto simplificó mi experiencia tremendamente.

No volver atrás

El camino es estrecho y son pocos los que lo encuentran.  Mateo 7:13.  Debemos entrar por la puerta estrecha y mirar a Jesús solamente, el autor y consumador de la fe.  Debemos estar constantemente en su Palabra, porque “la fe viene por el oir de la Palabra de Dios” (Romanos 10:17).  Debemos lanzarnos profundamente a creer en Dios para todo, el justo por la fe vivirá . Su misericordia es nueva cada mañana, grande es Su misericordia” (Lamentaciones 3:23).  “Y estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo” (Filipenses 1:6).  “Porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad” (Filipenses 2:13).

En un momento dado mi esposo compartió una Escritura parafraseada cuando dijo; “estoy caminando en el agua y estoy tan lejos que no puedo volver atrás”.  Su convicción de mantener su hogar como Dios lo quería a pesar de contratiempos ha traído grandes bendiciones, materiales y espirituales a su familia.  Siempre disfrutaremos de esa bendición.

Confía y Obedece

Mi hijo mayor está comprometido con una cristiana, ambos tienen diecinueva años de edad.  Briant Jr. asiste a una escuela de computadoras done se mantiene en la lista del decano.  El trabaja tiempo completo en un servicio de ambulancias como un EMT Certificado.  Juntos esta pareja planifica seguir los valores que nosotros les hemos enseñado.  “Mami” nos quedaremos en la casa y criaremos nuestros niños.  Jesús será el Señor de la concepción. Mi hijo ha dicho enfáticamente que allí no había miedo de los tiempos malos.  El sabe que la fe es la contestación a la provisión de Dios  “Dios continuará ayudando a su remantente” como su padre acostumbraba decir.  Tenemos, como el himno muy bien dice “confía y obedece, porque no hay otra manera en Jesús, nada más que confiar y obedecer.

Hay tiempos en que pienso en términos comparativos con relación a la vida de José en Génesis.  Hay tantos pedacitos del rompecabezas que serán extenuantes para el sentido de mi vida.  Pero “yo sé a quien he creído, y estoy segura que es poderoso para guardar mi depósito para aquel día.  (II Tim. 1:12).  El ha contado cada uno de mis cabellos y ha ordenado cada uno de mis días antes de que ninguno de ellos existiera.  Desde la eternidad mi vida ha sido programada.  Grande es su fidelidad.  Sus caminos no son nuestros caminos, pero sus caminos son perfectos.  Sólo tengo que confiar en El con todo mi corazón y no apoyarme en mi propia prudencia.  El está creando su tapice.  Yo veo los nudos y las puntadas en la parte de atrás.  El ve la obra terminada y perfeccionada al otro lado.

El me ha salvado de mi pecado solamente mediante Su Hijo Jesús.  El me ha liberado del sistema diabólico de obras que es la iglesia Católica y me ha dejado ver que todo es por gracia.  La eternidad no me bastaría, no sería lo suficiente larga para agradecerle y alabarle por sus maravillosas obras por los hijos de los hombres.  ¡A Dios sea la gloria?  Grandes cosas El ha hecho y continúa haciendo.

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